Durante los clamorosos años de la Unión Soviética (URSS), el Comité Central del partido comunista dictaba las directrices a su gobierno, ese modelo fue adoptado por Cuba después de la Revolución y ascenso al poder del grupo encabezado por Fidel y Raúl Castro. Fue un régimen de partido único, plenamente hegemónico, un partido gobernante. Durante muchas décadas del siglo XX el Partido electoralmente dominante fue el PRI, nacido en 1946 e impulsado desde el gobierno, ya para ese entonces desde 1939 había sido fundado el Partido Acción Nacional, un partido de genuina y doctrinaria oposición al grupo en el poder. En la URSS, excepto destellos opositores al interior del Partido Comunista acallados violentamente, no había vida partidista, en México la hegemonía priista encontraba oposición en partidos creados por el régimen para satisfacer intereses sectoriales o cubrirse las espaldas con partidos satélites: el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) tenía esa función, y a la vez mantenía entretenida a la vieja guardia revolucionaria con prebendas legislativas. El Partido popular Socialista (PPS) de Lombardo Toledano también servía para terciar en discusiones ideológicas frente al PAN. Pero el PRI era el partido del gobierno, el eje electoral del sistema político mexicano que servía como gozne para institucionalizar las alternancias sexenales de la “Familia Revolucionaria”. Desde el gobierno llegaba la consigna al PRI para hacer candidatos a presidente, gobernador, senador y diputado federal; en las entidades federativas desde el despacho del gobernador salía la consigna para candidaturas a legisladores locales y presidentes municipales, tal fue la función del PRI en su faceta de partido del gobierno.
Este día, en la ciudad de Veracruz se celebra el Consejo Político Estatal de “MORENA, según circuló, la orden del día consiste en un discurso del dirigente estatal de ese partido y el de la gobernadora Rocío Nahle. Esta organización nacida en 2014 ha tenido un ascenso vertiginoso al poder nacional, desde 2018 gobierna al país y en 24 de las entidades federativas, un fenómeno político de inusitado crecimiento. Durante el mandato presidencial de su fundador y guía, López Obrador, MORENA obedeció los lineamientos devenidos desde la cúpula gobernante, ese formato fue similar al priista, obviamente con los matices correspondientes (tómbolas, “encuestas” etc.), hizo la función de un partido del gobierno. Sin embargo, con el cambio de presidente, MORENA parece haberse transformado en un partido que busca “conducir al gobierno y no al revés”. Acá en la aldea, el senador Manuel Huerta sostiene un diferendo abierto y frontal con el dirigente estatal de su partido, le asigna una conducta de empleado de la gobernadora, cuando “MORENA debe conducir al gobierno y no al revés”, esta expresión dicha por Manuel Huerta, uno de los fundadores de ese partido en la entidad, adquiere sentido si nos atenemos a los procedimientos implementados por la dirigencia nacional en las elecciones de Durango y Veracruz, las dos primeras durante el actual gobierno. Con el correr del tiempo y los acontecimientos habrá oportunidad de conocer cuál será el formato definitivo que adopte MORENA: partido en el gobierno o partido del gobierno, y en ese contexto se podrá observar de cual cuero salen más correas. |
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