La ley de transparencia obliga a todo servidor público a rendir su declaración patrimonial para de esa manera tener un parámetro en el movimiento de sus propiedades y evitar el patrimonialismo característico en nuestro contexto burocrático, acentuadamente “mágico” porque quien entra a una función pública en condiciones de penuria económica sale bien “avituallado”, es ya clásico el tránsito de quien alquila un departamento y por encanto no tarda en adquirir una propiedad en fraccionamiento de lujo, ese es un lugar común en México, obviamente, Veracruz no es la excepción; ejemplo los podemos enumerar caso por caso si visitamos los fraccionamientos de “lujo” de Xalapa, de Veracruz, de Tuxpan, Coatzacoalcos, etc. Para reducir esa exuberancia patrimonial sin causas explicables se crearon las contralorías y el Orfis, aunque lamentablemente incurren con singular frecuencia en connivencias con los entes fiscalizables y se convierten en arcón pleno de complicidades. Existe amplia normatividad que enmarca los procedimientos para transparentar la aplicación del recurso público y detectar anomalías, pero…
¿Para qué sirve el más perfecto orden normativo si en la practica no se aplica, o se utiliza a discreción? El método de las licitaciones es normativamente riguroso, aunque en el gobierno de López Obrador se hizo a un lado en privilegio, según se dijo, de acelerar las obras emblemáticas. Contratos por miles de millones de dólares fueron otorgados con el método de asignación directa en demérito de la licitación correspondiente, sin embargo, nada indica que se vaya a proceder a su penalización, excepto cuando se trata de eliminar al adversario. Caso clásico es el del alcalde de Ahome, Sinaloa, a quien destituyeron de su cargo por no haber hecho licitación pública para el contrato de arrendamiento por un monto superior a los 171 millones de pesos, de 126 unidades, sino haber procedido con la adjudicación directa. Este alcalde se preparaba para iniciar precampaña al gobierno de aquella entidad, ahora está a punto de ser procesado. Juárez es figura epónima de nuestra historia, fue un hombre con virtudes y defectos, para qué acudir a uno de sus deslices más notables: “ a los amigos Justicia y gracia, al adversario la aplicación rigurosa de la ley. |
|