Cuando en 2006 López Obrador intentó alcanzar la presidencia de México “sus principios” motivaron rechazar a quienes como la profesora Elba Esther Gordillo le ofrecían apoyarlo, fue muy selectivo en ese entonces, obteniendo como resultado una dolorosa derrota electoral por cuanto a la mínima diferencia de votos con Felipe Calderón, el candidato presidencial del PAN. Seis años después, en 2012 su bagaje se había alimentado con un incesante itinerario con recorridos por todo el país, puebleando, visitando a ras de piso zonas urbanas y rurales. Sin embargo, la maquinaria priista aún lucía bien aceitada y había adoptado como su candidato a Enrique Peña Nieto, a quien cobijaron con una muy exitosa, y costosa, campaña publicitaria para “hacerle imagen”, a López Obrador no le alcanzó su estructura para lograr la victoria. Ya en la presidencia, Peña Nieto dio el campanazo cuando logró unificar voluntades del PRI, del PAN y parte del PRD para aprobar en el Congreso su Reforma Energética, s la que López Obrador se oponía. Justo entonces, el 3 de diciembre de 2013, fue cuando AMLO sufrió un infarto, que para su fortuna pudo superar. Después de ese evento no fueron pocos quienes aseguraban el retiro de López Obrador, quien a su vez pedía “que me den por muerto”. 
  
 Pero porque no sabía hacer otra cosa más que pueblear, o por su firme convicción de que, ahora sí, podría ganar la presidencia, López Obrador creó su Movimiento de Regeneración y en 2014 logró su registro como partido político. Ya enrumbado a una nueva campaña sumó al Movimiento de Regeneración Nacional a cuanto quisiera afiliarse, la pretensión selectiva de 2006 demostró poca eficacia, ahora el leitmotiv consistía en sumar, y si quien se incorporaba era un personaje popular en su municipio o región, mejor. Un artista de pueblo, un cantinero espléndido, un poeta olvidado, un líder sindical sin cartera, una lideresa de colonia, un impresor de pasquines en pueblo chico. Personajes como Carlos Manzo inconformes con la desigualdad social pese al intenso trabajo, el ganadero victima del abigeato impune, la locutora critica, como Lily Téllez, el político priista marginado, la Coordinadora de maestros inconformes por la reforma educativa que le arrebató protagonismo y fuerza, los padres de Ayotzinapa que clamaban justicia, el político corrupto en busca de cobijo, los asiduos bebedores de café ávidos de pasar “a mejor vida”, todo fue sumar. Para redondear el escenario estaban las promesas: terminar con la corrupción y la inseguridad; crecimiento económico al 4%; los militares a sus cuarteles, medicina universal, los desaparecidos de Ayotzinapa iban a ser localizados, etc.  Mientras, por el lado del PRI el desprestigio lo consumía, y en el PAN la división los agotó, y el ciudadano mexicano creyendo en el cambio votó mayoritariamente por AMLO para presidente de México. Y ya una vez con el poder en la bolsa metió la reversa a México.                                          | 
                                                 
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