El encabezado de este texto es literalmente semejante al slogan utilizado por don Fernando Gutiérrez Barrios durante su campaña para gobernador en 1986, en sucesión de Agustín Acosta Lagunes. No obstante, el propósito de estas líneas no es similar al de Gutiérrez Barrios porque se orienta a enumerar las patologías sociales en las cuales figuramos en los primeros lugares en el concierto federativo mexicano. Ciertamente, en materia de slogans quienes han gobernado Veracruz han escogido algunos de gran impacto: “Contra Veracruz nunca tendremos razón” fue el de don Fernando López Arias (1962-1968); “Veracruz por los senderos de la Revolución” fue el del licenciado Rafael Murillo Vidal (1968-1974); “Unidad y Progreso”, de don Rafael Hernández Ochoa (1974-1980); “Veracruz, Granero y Yunque de la Nación”, fue genial, de don Agustín Acosta Lagunes (1980-1986), para solo enumerar algunos de los que en su tiempo formaron parte de la narrativa política de esta gran entidad del oriente mexicano.
Lamentablemente, esa nostálgica evocación no impide la lacerante realidad que aflige al Veracruz de nuestros días por cuanto hace, no solo a la inseguridad que permea en la conciencia colectiva del veracruzano, sino en enfermedades no del todo controladas por las autoridades del ramo. Es tétrico, pero debemos referir el número de cadáveres almacenados en los Servicios Médicos Forenses (SEMEFO), según el INEGI al finalizar 2024 permanecían en esos recintos 4 700 cadáveres, muy por encima de Quintana Roo, con 1 609 y Chihuahua 1 068. Esa lúgubre numeralia se aplica también en el numero de fosas clandestinas descubiertas en nuestro territorio. En correspondencia, en feminicidios nos colocamos en segundo lugar nacional, en desaparecidos tampoco vamos a la zaga. En materia de educación tenemos un significativo rezago que nos ubica en segundo lugar nacional. En salud tampoco libramos la evaluación porque en dengue, sarampión, SIDA, diabetes, cáncer uterino, enfermedades del corazón, etc., figuramos entre los primeros del país. Y para no variar, por descuido o por las razones que se manejen, el gusano barrenador ya campea en nuestro hato ganadero. Obviamente, esa desconsoladora balanza no estuviera completa sin incluir el lamentable estado de nuestras carreteras. Algunos gobernantes, Duarte entre ellos, se quejaban cuando se hacía referencia a estos males, decían que era “hablar mal de Veracruz”, lo cual de ninguna manera se acerca a la verdad, porque es necesario enumerar nuestros males para que al momento de diseñar los programas de gobierno encuentren sitio en las políticas públicas, para bien de Veracruz. |
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