CUANDO LA violencia comenzó a desbordarse en el País -a partir de 2007, durante el sexenio del presidente Felipe Calderón-, los militares fueron llamados a participar en labores de seguridad pública, una medida extendida constitucionalmente en el periodo de Andrés Manuel López Obrador hasta 2028, generando debate por los beneficios en control de violencia y riesgos de violaciones a los derechos humanos y militarización de la seguridad, con severas críticas por el debilitamiento de policías civiles y la falta de fiscalización, mientras organizaciones no gubernamentales exigen regulación estricta y el fortalecimiento de instituciones civiles, para que el Ejército se centre en defensa nacional. Estamos por entrar al 2026 y nada de eso ha ocurrido, por el contrario, con la llegada del Movimiento de Regeneración Nacional, la intensión está enfocada en la militarización de los órganos de seguridad para que el ejército se perpetúe en las calles, y sea el soporte del régimen como ocurre en Venezuela, Nicaragua y Cuba. En aquellos días, tal vez se justificaba la presencia de la milicia por la necesidad de hacer frente a los altos índices de violencia y la insuficiencia de policías locales para controlar el crimen, bajo el argumento de que las Fuerzas Armadas ayudaban con mayor eficiencia a preservar el orden constitucional y la gobernabilidad democrática ante amenazas internas, sin embargo, a la fecha existe un historial de quejas por tortura, desapariciones y detenciones arbitrarias, y en ese contexto se critica que se profundice el control militar sobre la seguridad, llevando a un desequilibrio civil-militar y una estrategia sin transparencia. Y es que aunado a lo anterior, la fuerte presencia militar contrasta con el declive de la fuerza de las policías municipales y estatales, a pesar de los fondos destinados a su fortalecimiento. Como fuera, una reforma constitucional de 2019 permite la presencia de militares en tareas de seguridad pública hasta 2028, cuando lo fundamental sería invertir y profesionalizar a las policías locales para que asuman plenamente las tareas de seguridad que les competen.
LEJOS DE lo anterior, el Congreso del Estado analiza que marinos encabecen policías municipales, haciendo a un lado a civiles y fortalecimiento la militarización de la seguridad, esto es, que un elemento de la Marina Armada de México funja como comandante de las policías municipales en aquellos casos donde así lo determinen los ayuntamientos, aunque, a decir verdad, ni siquiera el cabildo tendrá voz cantante en la determinación que viene de muy arriba: se trata de que se acaten las órdenes estrictamente, y en ese tenor, el servil presidente de la Junta de Coordinación Política, Esteban Bautista Hernández, ya salió a manifestar su acatamiento argumentando que los elementos mejor evaluados dentro de las corporaciones de seguridad son los pertenecientes a la Marina y al Ejército. Por esa razón, el sumiso diputado dice que ya analizan una iniciativa enfocada únicamente en delimitar la obligación de que los mandos policiales aprueben los exámenes de control y confianza, no se descarta que más adelante se legisle específicamente sobre el perfil de quienes encabecen las corporaciones municipales, en este caso marinos o militares.
EL TEMA no es menor. Y es que la cuestión de si la militarización de la seguridad ha bajado la violencia en México se torna compleja y controvertida, pues argumentos y datos apuntan en direcciones diferentes, pues mientras el gobierno reporta reducciones significativas en homicidios y alta confianza ciudadana en las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional, informes de organizaciones civiles (como México Evalúa) y críticas señalan que la militarización no ha disminuido la violencia de forma sostenible, por el contrario, ha aumentado las violaciones a derechos humanos y ha frenado la profesionalización de las policías civiles, con evidencia de que los abusos de fuerza pueden ser igual o más frecuentes con militares que con policías. Y es que a pesar de la baja en homicidios, la sensación de inseguridad se mantiene elevada con alrededor del 63 por ciento en el tercer trimestre de 2025, superior a 2024, según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) (INEGI). La inseguridad, además de los homicidios dolosos, secuestros, feminicidios y levantones, se refleja en los cajeros automáticos (72%), transporte público (65%) y la calle (64%) siendo los lugares donde más se percibe, de acuerdo con datos de mediados de 2025, de tal suerte que cerca del 40% de la población ha modificado sus hábitos por miedo a ser víctima de un delito, siendo las mujeres (68.5%) las que reportan mayor inseguridad que los hombres (56.7%), mientras que la violencia afecta más a los jóvenes.
POR ESA razón el tema de seguir militarizando la seguridad responde más a un asunto de carácter político que de inseguridad, ya que está demostrado que la violencia, con o sin militares al frente sigue siendo la misma, en tanto las violaciones a derechos humanos se han incrementado peligrosamente, lo que constituye un hecho que inquieta a la sociedad por más incrementos que destinen a los programas sociales como compensación por la violencia galopante. Así las cosas…
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ES LAMENTABLE pero cierto. Sigue la escases de medicamentos para niños con cáncer en el Estado, y las madres de los pequeños afectados piden a la Gobernadora Rocío Nahle que intervenga, ya que en la Secretaría de Salud no hay respuestas a ese clamor. Y es que la escasez de tratamientos oncológicos es una de las principales preocupaciones con las que cierran el año las familias de menores que padecen alguno de esos males, pese al discurso de la mandataria con motivo de su primer informe de Gobierno el pasado 2 de diciembre, cuando prometió cumplir su promesa de garantizar el abasto de medicamentos en Veracruz, pero madres de niños con cáncer la desmienten. Cora de Jesús Rodríguez, representante de las madres de pacientes con cáncer sostiene que los medicamentos con mayor escasez en el hospital pediátrico, son Hidrea y el Factor 8, ambos fundamentales para los niños con enfermedades hematológicas, quienes requieren terapias continuas y completas para evitar complicaciones graves en su estado de salud. Ojalá la demanda sea escuchada para bienestar de los menores.
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ESTAMOS EN plenos festejos navideños próximos el año nuevo 2026, por lo que es necesario y urgente recargar pilas tras los complejos momentos de salud que vivimos en este 2025 que nos tuvieron al borde de la extinción, lo que no ocurrió gracias a la sabiduría de los médicos que me atendieron y a la voluntad de nuestro padre el Ser Supremo. Por ello, suspendemos unos días este espacio y nos leemos en Enero Dios mediante, deseándoles a todos una Feliz Navidad y un Próspero Año Nuevo. Que todos los deseos se vean cumplidos con un poco de esfuerzo y voluntad. Hasta entonces. A lectores y detractores y a la sociedad en general. Felices Fiestas. OPINA carjesus30@hotmail.com
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