ALGUNA VEZ se lo comenté al Gobernador Fidel Herrera Beltrán, tal como lo hice años atrás con don Fernando Gutiérrez Barrios, en un viaje aéreo a la zona del Uxpanapa: ninguna ayuda es suficiente para mitigar el dolor que provocan inundaciones y pérdidas de bienes materiales que la gente adquiere con mucho esfuerzo, pero lo que no tiene igual es la muerte de familiares, amigos o conocidos por la misma causa. Por ello expuse a ambos ex Gobernadores y funcionarios de otros Gobiernos: se deben prevenir esos desastres naturales que anualmente se presentan en mayor o menor intensidad, y de los que solo nos percatamos cuando suceden. Aquella vez, tras las lluvias que elevaron el nivel de los ríos de la cuenca del Papaloapan le volví a insistir: Fidel, hay que dragar ríos, lagos y lagunas para desazolvarlos y evitar que cualquier llovizna los saque de cause, provocando pérdidas de todo tipo, incluida la vida de gente humilde. Hay que prohibir que las personas construyan cerca de las riveras, en montañas o montículos, pero primero se debe desazolvar los ríos más caudalosos porque el cauce ya está muy saturado de basura, troncos y, en una de esas hasta cuerpos de desaparecidos. El mismo comentario se hizo a titulares de obras públicas, a alcaldes y hasta a líderes campesinos para que presionaran al Ejecutivo y alquilara dragas, ya sea a particulares o a la Secretaria de Marina, pero que se hiciera. Se trata de un tema urgente, pues si bien suele llover cada año, el peligro es latente siempre. Nadie lo hizo, todos desecharon la propuesta por considerarla cara, y porque las obras subterráneas como el mantenimiento de drenajes, construcción de obras pluviales y liberación atarjeas no son lucidoras. El Gobierno Federal prefiere obras faraónicas que ocuparse de lo necesario, urgente y beneficioso, aun cuando lo superfluo cueste mucho más dinero que prevenir la salud de los gobernados, como el Tren Maya, corredores industriales que no acaban de funcionar por la inseguridad y crisis, incluso refinerías y aeropuertos insustanciales, por cierto, desocupados por las causas que fueren, incluida la caída de la actividad turística. Con el de Rocío Nahle es el segundo gobierno Estatal morenista, y ninguno se ha preocupado por obras pluviales que prevengan inundaciones, como las que enfrenta en estos momentos Tuxpan, Poza Rica, Cazones, Gutiérrez Zamora, Álamo, Tecolutla y otros municipios aledaños, donde la gente lo ha perdido todo, hasta la vida, y aunque después de los hechos los funcionarios acudan a tomarse fotos, lamentar lo sucedido, prometer víveres, ropa y utensilios, nada hacen para prevenir esas desgracias.
PORQUE EL asunto no es menor. Desde aquella inundación de 1999, Poza Rica y la zona norte no habían vivido un fenómeno similar que se replica en diversos Estados del País, pero ahora fue peor. Y es que, hasta anoche, se tenía el conteo de al menos 41 muertos en cinco Estados inundados, de los cuales 15 corresponden a Veracruz, amén de casi 20 desaparecidos. En ese sentido, la Coordinación Nacional de Protección Civil (CNPC) informa que del 6 al 9 de octubre se registraron lluvias intensas en Veracruz, 540 mm; Puebla, 487 mm; San Luis Potosí, 298 mm; Hidalgo, 245 mm; y Querétaro, 232 mm, y aunque asegura que desde el primer momento, se activaron los Planes DN-III-E de la Secretaría de la Defensa Nacional (Defensa), el Plan Marina de la Secretaría de Marina (Semar), así como los planes de emergencia estatales y municipales, las desgracias no se hicieron esperar, ya que la devastación ha sido latente pese a las acciones de auxilio y apoyo a la población por parte de 5 mil 400 elementos castrenses desplegados, además de que se mantiene en alerta la Fuerza de Apoyo para Casos de Desastre (FACD), equipada con 512 unidades de maquinaria, 17 aeronaves, 10 cocinas comunitarias, 10 tortilladoras móviles y 48 plantas potabilizadoras de agua, además de que están listas para distribución 9 mil 968 despensas y 117 mil litros de agua embotellada, con el compromiso de atender de manera prioritaria a las comunidades más afectadas, y todo eso suena bonito, pero en Poza Rica, uno de los municipios más dañados por el desbordamiento, no ligeramente sino intensamente del rio Cazones, los habitantes desmienten a la autoridad y aseguran que no han recibido ningún tipo de ayuda, pese a que en Veracruz, los municipios con mayores daños son: Álamo Temapache, Poza Rica, Tuxpan, El Higo, Tempoal e Ilamatian, y el pueblo no miente.
AUN SE recuerda cuando en Octubre de 2023, el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador finiquitó el Fondo para Desastres Naturales, Fonden, muy a pesar de que Veracruz, y en País en General, son propensos a fuertes fenómenos naturales. México, desde entonces, se quedó sin una planeación eficiente y recursos para hacer frente a posibles desastres, muy a pesar de que las noticias hablan de inundaciones devastadoras, incendios forestales descontrolados y tormentas cada vez más intensas. No podemos negar que los efectos del cambio climático se han acentuado en nuestro mundo, dejando un rastro de desastres naturales que nos recuerdan, de manera brutal, que la naturaleza es una fuerza inquebrantable, pero nuestras políticas están desconectadas de las necesidades reales de las personas. Y es que, en un mundo donde los fenómenos naturales son inevitables, la forma en que una sociedad responde y se recupera de estos eventos está ligada a las decisiones políticas tomadas en tiempos de calma que deben priorizar la protección y seguridad de las poblaciones más vulnerables. Es indiscutible que invertir en la prevención para desastres naturales y garantizar que la ayuda llegue a quienes más la necesitan, es algo que nada debería tener que ver con egos, sino con humanismo y sensibilidad.
POR ELLO, insistimos y lo seguiremos haciendo, urge dragar ríos, lagos y arroyos para evitar que se desborden con cualquier llovizna, e incluso, yendo más lejos, es urgente aprovechar todos los escurrimientos que suman millones de litros cúbicos de agua, que podrían aprovecharse en tiempos de sequía para mejorar la agricultura y la ganadería e, incluso, para uso humano previa cloración. Ciertamente, las obras subterráneas o pluviales no son lucidoras ni alientan el ego de quienes tienen mando o dominio pero, sin embargo, son de gran ayuda a la sociedad, y ojala la Gobernadora, con la influencia que tiene en el ámbito nacional, convenza a la Presidenta Claudia Sheinbaum y a la Marina de facilitar sus dragas para desazolvar los ríos más peligrosos del Estado, y aunque seguramente podrían encontrar muchos cadáveres al fondo de los afluentes, los trabajos se deben realizar por el bien de los mexicanos. Así las cosas…
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POR CIERTO ¿Dónde andaba la Presidenta Claudia Sheinbaum que no acudía a la zona de desastre, hasta que el domingo se hizo presente en Poza Rica donde fue blanco de infinidad de acusaciones y reclamos? ¿Por qué no había venido a Veracruz desde los primeros días a coordinar el apoyo a los afectados por las lluvias que se cuentan por miles, y que siguen esperando ayuda oficial? Tomarse la foto lucidora no fue posible debido al malestar de la población, algunos sin comer desde hace días. Como fuera, dejo el escritorio y finalmente acudió sin anunciar gran cosa; cero soluciones a futuro. ¿Y los diputados y alcaldes electos? Ojalá no sean como la de Poza Rica que solo acudió a posar y tomarse selfis. ¿y el subsecretario de gobierno, José Manuel Pozos, ex alcalde de Tuxpan? Ya que se sacuda la modorra, deje las apuestas en casinos y acuda en apoyo a sus paisanos. No es secreto que la ayuda inmediata en apenas el principio de largas noches, días, y acaso semanas y meses de severa angustia. Así las cosas. OPINA carjesus30@hotmail.com
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