Unos amigos y colegas me pidieron aludiera en un comentario algo que permitiera “sacudir” un poco a esos semejantes varones de la tercera edad que parecen deambular como fantasmas vivientes, sin ilusiones sobre lo que acontece a su alrededor y que pareciera que sólo experimentan con resignación los achaques acumulados y esperan taciturnos el tránsito fatal inevitable. De manera afortunada llegó a mis manos una película que me proporcionó uno de mis hijos y que supongo cumple con los propósitos correspondientes. Dicha cinta se refiere a 4 viejos amigos de la infancia que por circunstancias especiales se vuelven a reunir después de varias décadas. Ya adultos se encaminan hacia Las Vegas, la ciudad de la diversión y del pecado, para despedir de soltero a uno de esos vetustos elementos: un galán cercano a los 70 años que pretende matrimoniarse con una joven que apenas ha rebasado los 30 abriles.
Es una historia amena, humana y gratificante, donde se destaca cómo un evento social “saca materialmente de la pasividad y de la angustia” a individuos dependientes de los fármacos, de las prótesis, de las consultas y todos atados a una rutina atroz. Dicho film responde al nombre de “Ultimo viaje a Las Vegas”, con la participación estelar de ganadores del Oscar, de actores prestigiados como Michael Douglas, Robert De Niro, Morgan Freeman y Kevin Kline, bajo la dirección de Jon Turteltaub. La trama de la comedia es entretenida y esos amigos que ya rebasan las 6 décadas de existencia explayan a plenitud sus dotes histriónicas. A lo largo de las secuencias tanto Billy , Patrick como Archie y Sam se ven involucrados en situaciones inesperadas, alrededor de la ceremonia de despedida de Billy (Michael Douglas), el único de ellos que no ha contraído nupcias. Así transcurren cuestiones cómicas aventuras, se hacen remembranzas y surgen discordancias, con un epílogo diferente al planeado y a todas luces aceptable.
No quiero adicionar algo más, para incentivar a los lectores a efecto de que se atrevan a disfrutar de ese film y puedan desentrañar la razón por la que una persona de la tercera edad no se hubiera casado antes. Como culminación, después de aclaraciones y contratiempos, la amistad de los amigos se ve fortalecida; ese alocado fin de semana en La Vegas rinde sus frutos, toda vez que cada vetusto protagonista retorna a su respectivo hogar con una renovada mentalidad y con un espíritu rejuvenecido. Un crítico indica: “Un alto en el camino: ya no más pastillas, recomendaciones médicas, dietas rigurosas y visitas al quirófano. Por favor olvidemos por un momento la inflamación de la próstata, la digestión lenta. Los triglicéridos, el colesterol y los índices alarmantes de glucosa. Veamos el lado amable de la existencia y gocemos con la comedia “Ultimo viaje a Las Vegas”, es una proyección amena y hace pasar un rato agradable a los espectadores; subyace en esa historia un conflicto de tiempos idos entre Patrick y Billy que sale a la luz y desemboca en un cambio de planes para el presunto desposado”
Lo rescatable, a mi juicio, de la película comentada es que si bien los 4 colegas de la tercera edad se van a la “moderna Sodoma” con el inicial propósito de olvidarse de su edad y de sus problemas, así como de querer revivir sus días de gloria, entienden o asimilan que los años no pasan en balde, se ubican en sus reales posibilidades y se comportan con dignidad sin cometer “torpezas seniles”. Aun así, los entrañables amigos conviven alegremente con los jóvenes; uno de ellos gana una buena fortuna en las cartas o naipes y todos ellos operan con éxito como “miembros venerables” del jurado de un concurso de bikinis. Así que estimados lectores ya entrados en años, el compromiso es alivianar, con actividades diversas, la cruz que todos llevamos a cuestas.
ATENTAMENTE
PROFR. JORGE E. LARA DE LA FRAGA. |
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