Uriel Flores Aguayo
La situación del transporte público veracruzano en general debe ser similar a la de Xalapa, con excepción del puerto jarocho donde es peor, Tiene mucho de desordenado y mínimamente regulado por las autoridades respectivas. En algunos lugares es caótico y peligroso. Es una zona gris de nuestras ciudades. Urge atención oficial, que asuman sus responsabilidades en la materia. No debe seguir siendo foco de recaudación informal. Y menos a costa de la seguridad de los usuarios. Se deben revisar las condiciones en que funcionan los autobuses y sacar de circulación los que se encuentren en estado de chatarra; hay que revisar las rutas a fin de evitar saturaciones y desatención en algunas zonas; se debe ser riguroso en la aptitud de los choferes cuya certificación no tenga duda alguna; las paradas tienen que estar libres y señalizadas, se gana en funcionalidad e imagen urbana; los agentes de Tránsito deben dedicarse a atender la problemática que se presente con el transporte, con ellos hay que ser estrictos y vigilantes; es indispensable que funcionen líneas telefónicas, oficinas y cuentas en redes sociales para denuncias y observaciones. El transporte público es cotidiano y masivo, traslada a miles y miles de ciudadanos; es una vital necesidad en la ciudad, es indispensable. Lamentablemente se atiende poco y se deja a los usos y costumbres. Para tener una mejor ciudad hay que empezar por ahí. Se requiere colaboración entre autoridades municipales y estatales de acuerdo a sus competencias. Debe incidir mucho más la opinión de los Ayuntamientos como autoridad electa y más cercana a la población. Cuando se habla de modernización del transporte público se debe partir de lo básico y elaborar políticas públicas concretas y sensatas. Los trabajadores, el estudiantado, las amas de casa y la ciudadanía en general se verá beneficiada con un transporte público limpio y bien organizado.
Recadito: si, por el bien de Xalapa. |
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