Thomas Jefferson, que fue el tercer presidente de los Estados Unidos de América, escribió en 1802, en una carta al Secretario del Tesoro Albert Gallatin: Pienso que las entidades bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que los ejércitos los ejércitos permanentes. Si el pueblo estadounidense permite un día que los bancos privados controlen su moneda, éstos y todas las empresas y otros bancos que florecerán en torno a ellos privarán a los ciudadanos de todo lo que les pertenece, primero con la inflación y más tarde con la recesión, hasta el día en el que sus hijos se despierten , sin casa y sin techo, sobre la tierra que sus padres conquistaron. Estás palabras fueron expresadas mucho antes que apareciera el comunismo científico de Marx. En 1938, Franklin D. Roosevelt, presidente número 32, expresó: La primera verdad es que la libertad de una democracia no está a salvo si la gente tolera el crecimiento del poder en manos privadas hasta el punto de que se convierte en algo más fuerte que el propio Estado democrático. Cómo hoy lo vivimos y bien lo advierten Zygmunt Bauman y Carlo Bordoni: el neoliberalismo ha despojado al Estado de las principales decisiones, limitado a funciones policiacas. En el año 2010, el economista Michael Hudson, sentenció: Para que pueda gobernar el capital financiero, primero deben saquearse a fondo las economias.
Lo que acaba de suceder en la República de Chile, no pueden explicarlo los aldeanos, porque son incapaces de entender que el capital es internacional. Puede haber unidades o sociedades locales, sin embargo el capital no tiene fronteras, como masa, es global. Justamente por eso Carlos Marx era internacionalista, por eso no estaba de acuerdo con la construcción del socialismo en un sólo país. Sabía que el capital lo aislaria y agruparia fuerzas para hacerlo fracasar. Lo que en estos momentos estamos presenciado es nada más y nada menos que una embestida del capital contra todas las fuerzas que amenazan su despliegue.
Lombardo Toledano, que fue un buen lector del marxismo, decía que el capital ante toda embestida revolucionaria, nacionalista o popular, echa mano de su última arma, que es el fascismo. El error más común es pensar que hay un solo fascismo y que su presencia sigue pautas rígidas. No, en cada lugar y tiempo aparece de manera específica y difiere de otros. El fascismo italiano es diferente al fascismo alemán. Lo que los hace coincidir es su ferocidad contra las instituciones liberales y las resistencias que encuentra a su maquinaría de sometimiento . Movilización y adoctrinamiento son sus principales ejes porque no pueden dominar únicamente con ballonetas. Todo lo dirigen a uniformar la sociedad. Habitualmente son más despiadados en sus inicios y la represión es más brutal contra los que no agachan la cabeza.
Grave error es también ver en el fascismo una expresión de las contradicciones puramente económicas. Si bien es cierto como ya lo apuntamos el fascismo es la última arma de que echa mano el gran capital cuando ve amenazados sus intereses por movimientos revolucionarios, es expresión de contradicciones políticas y culturales.
En una célebre Carta de Federico Engels ( compañero de Carlos Marx ), a José Bloch, en septiembre de 1890, dice que: Según la concepción materialista de la historia , el factor que en última instancia determina la historia es la producción y la reproducción de la vida real. Ni Marx ni yo hemos afirmado nunca más que esto. Si alguien lo tergiversa diciendo que el factor económico es el único determinante, convertirá aquella tesis en una frase vacía, abstracta, absurda. La situación económica es la base, pero los diversos factores de la superestructura que sobre ella se levantan -las formas políticas de la lucha de clases y sus resultados, las Constituciones que, después de ganada una batalla, redacta la clase triunfante, etc., las formas jurídicas, e incluso los reflejos de todas estas luchas reales en el cerebro de los participantes, las teorías políticas, jurídicas, filosóficas, las ideas religiosas y el desarrollo ulterior de éstas hasta convertirlas en un sistema de dogmas ejercen también su influencia sobre el curso de las luchas históricas y determinan, predominantemente en muchos casos, su forma.
El problema fundamental está en que mientras el capital se asocia y reagrupa fuerzas, las fuerzas que resisten su dominio, lo hacen parcelariamente, lo hacen aldeanamente.
El resurgir de los movimientos de izquierda en Latinoamérica fue enfrentado por los grandes capitales con políticas de precios, acaparamiento y monopolizacion de materias primas, créditos atados y asfixiantes, explotación y sustracción de toda clase de recursos... pero a la vez con mucha propaganda y agencias que promueven sus apoyos.
No obstante que el mercado necesita de gobiernos legitimidos por el voto libre y libertades, nunca ha sido una condición para la inversión porque lo que quiere es estabilidad y seguridad y si un régimen autoritario se la brinda, convive con él.
El liberalismo tiene muchas promesas incumplidas. Es más, cuando conviene a sus intereses, la misma racionalidad y las leyes económicas y jurídicas se violan. Hoy mismo Trump dicta: dónde se debe invertir, las asociaciones de capital, con quiénes se debe comerciar y con quiénes no, qué se debe proteger y qué no...
A partir de que los Estados Unidos se asume como guardián del mundo, no únicamente emplea toda clase de mecanismos para sustraer la riqueza de las naciones bajo su férula, también quita gobiernos que le estorban y pone gobiernos sumisos, pero no sólo lo realiza alentando y promoviendo fuerzas golpistas sino también una propaganda que hagan posible que lo logre por la vía del consenso y la vía el electoral.
Nada de casual tiene que en Bolivia, un personaje como Hugo Banzer, que había entrado a la Presidencia por la vía de un cuartelazo, más tarde , compitiendo en unas elecciones, regresara al poder. A nadie debe de extrañar que esté domingo 14 de diciembre, en una segunda vuelta, las fuerzas pinochetistas encabezadas por Kast, vuelvan al Palacio que bombardearon para asesinar al presidente constitucional Salvador Allende. No es fácil explicarse que un movimiento que tenía en la bolsa el electorado para reemplazar la Constitución de Augusto Pinochet, gana la Presidencia y cuando desde el poder, sin haber realizado ninguna afectación, convoca al cambio de su Ley Suprema y la población rechaza la propuesta y decide seguir viviendo bajo la Ley de Pinochet. Por qué? Porque las fuerzas ultraderechistas no se iban a quedar cruzadas de brazos. Desde el interior no sólo los capitales empezaron a sabotear al gobierno izquierdista sino desde la Iglesia Católica que bendijo el golpe militar de Pinochet, escuelas, universidades, canales de radio y televisión, medios impresos y electrónicos, cine, teatro... Se lanzaron a sabotear al gobierno de izquierda. La Campaña la dividieron entre una " comunista" y un "republicano". Pero de acuerdo a familiares de chilenos, con los que tenemos contacto, la derecha contó con todo el respaldo del capital internacional, recursos físicos pero también no tangibles. Quieren estar cómo Venezuela? Quieren estar cómo Nicaragua? Quieren estar bajo el dominio del narco como México?
Sin duda, los espejos que les pusieron, los fracasos izquierdistas y seudoizquierdistas y los milagros de la " paz" de Pinochet, los espantaron y el electorado chileno acudió a las casillas con miedo.
La seudoizquierdista morenista debe entender que si bien es cierto no es una amenaza al gran capital, no deja de preocuparle desde el momento que sus ligas con el crímen organizado no le dá confianza, por haber entregado ya buena parte a los cárteles que mantienen en la zozobra a la población mediante la extorsión y los asesinatos.
Morena debe entender que por mucho que ponga 10 mil soldados a cuidar la frontera norte, creerle el agua a los gringos, permitir que barcos y aviones incursionen en nuestro territorio, la concentración de los tres poderes en una sola persona, depender del humor de un gobernante, destruir el poder judicial, eliminar los órganos de control, eliminar la suspensión en el Amparo, saquear a la nación, incrementar la corrupción, aumentar la impunidad, desbordar la deuda pública, perseguir a la oposición, suprimir la crítica ... hace que el capital se ponga en guardia y para enfrentarlo se ha quedado sólo y para colmo, con tal de lustrarle los zapatos a Trump, Claudia Sheinbaum, en lugar de abrir mercados, desafía a China y a todos los países que le ordena Estados Unidos, quedan sola y en ridículo. |
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