La alcaldesa de Cuauhtémoc, que es mujer de pelea, de la oposición, buena política y con una belleza que pudiera ser modelo, les armó un pancho a los comunistas adoradores de Fidel Castro y Che Guevara. Sucede que en la colonia Tabacalera, esa estatua estaba fija hace años y esos dos barbones estaban tirando la hueva, el Che con su gorrita inmortalizada, y el otro con su puro de comandante en jefe.
Diario El País: “Fidel Castro y Ernesto Guevara visten sus prendas más representativas, cada uno tiene puesto un gorro. Castro sostiene un habano con la mano izquierda, en la derecha un libro; está sentado con un semblante relajado, igual que el Che, que con la mano derecha sostiene una pipa. Las dos estatuas de bronce de 250 kilogramos fueron diseñadas en 2017 por el escultor Óscar Ponzanelli”.
La historia siempre anda viva. En 2020, cuando el odio de ya saben quién a lo español y los colonizadores ardía en su coco tabasqueño, ordenó que la bellísima estatua de Cristóbal Colón fuera retirada de la avenida Reforma, así no más por sus tompiates. Y nada pasó. Cuatro o cinco sombrerazos por allí y un día llegaron las maquinas a llevársela a una bodega, esa creación del francés Charles Cordier y encargada por el banquero industrial Antonio Escandón.
ALESSANDRA ROJO DE LA VEGA
Así la vida hasta que una mañana la alcaldesa les dijo nones, esas estatuas de allí se van. Le dijo al diario El País: “Las quitamos por tres razones muy simples y muy claras”, dice Rojo de la Vega en un video, “uno, nunca hubo un procedimiento correcto para colocarlas. No existe la cédula obligatoria que se necesita del Comité de Monumentos y Obras Artísticas en espacios públicos de Ciudad de México (COMAEP); dos, en los archivos de la alcaldía, no existe un solo papel que autorice su instalación; tres, las esculturas estaban bajo el resguardo irregular de un trabajador de la alcaldía sin que existiera ningún antecedente legal para eso. Así no se hacen las cosas”, zanja la emecista dantista.
Y una última, diría yo mero; estaban muy feas y pinchonas y rascuaches y representan al comunismo puro y Papá Trump no se nos vaya a enojar, ya ven cómo anda ahora de carácter.
Ya les dolió el rejón, chairos y fifís riñen. Por lo pronto las moto conformadoras ya las dejaron sin esos personajes que un tiempo los amaron y hoy los repudian por cómo tienen viviendo a su pueblo, formando filas para que les den de comer.
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