Suele uno comentar de los libros. Leerlos cuando se pueda, leí un artículo del Vanity Fair, la revista española que brilla en sus personajes. No solo a los que entrevista, sino las articulistas que, por lo regular, las mujeres son brillantes y muy leídas. El diario El País cuenta con algunas de ellas, todas excepcionales: Rosa Montero, Elvira Lindo, Almudena Grandes, Leila Guerreiro, y muchísimas mujeres que son lectura obligada. Un artículo de un funeral llamó mi atención, me gustó, decía la escritora, hablando de su abuelo, que su abuelo había muerto de muerte natural, cosa rara en estos tiempos que llegan las enfermedades. Y habló de otro funeral de un familiar que, cuando llegaron a Misa de Cuerpo Presente, el Cura se equivocó de nombre y al decir otro las dolientes pensaban que se habían equivocado de iglesia y de muertito. Excelente. Hablé con una de mis hijas de los libros, los que leemos y los pendientes, y me dijo, el libro de Elena Poniatowska, el de Lupe Marín, la primera esposa de Diego Rivera. “La antítesis de la abnegada mujercita mexicana”. ‘Dos veces única’, se llama el libro que anoche mismo comencé, porque estaba en mi lista de espera, como la de los aeropuertos, esperando que le metiera ojo porque, como dijo un tal Miguel de Cervantes: ‘El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho’, y en esas ando, aprendiendo. Poniatowska dice de Lupe Marín: “Es un nuevo modelo de mujer, una mujer que piensa en sí misma y que hace lo que ella quiere y lo enseña, no es ninguna santa y creo que hasta podría decir que es mala”. Voy por él, anoche me bebí 50 páginas, hasta que el sueño me venció.
EN VERACRUZ
En Veracruz me di un rol con mi amigo José Luis Rico (el amigo que no es rico), buscando libros encontré el nuevo de Mario Vargas Llosa, ‘Cinco esquinas’, no suele gustarme mucho Vargas Llosa en novelas, excepción La fiesta del Chivo, pero este, me asegura Rico, es uno para leerse bien. El libro es el relato de un mundo amenazado por el cinismo, la ambición, la miseria moral y la violencia, en el que Vargas Llosa ofrece un retrato del Perú de los años noventa y crea un mural en el que personajes de distintos ambientes sociales se ven afectados por el pavor provocado por el terrorismo de Sendero Luminoso, el periodismo amarillista y la corrupción asociada a las esferas de poder durante el gobierno de Alberto Fujimori (Wikipedia). Compramos y partimos al sótano de Plaza El Dorado, la que tiene los yates al pie, en el agua, donde me retraté con uno que debe ser de Julio Iglesias. Hay un lugar hermoso que acaban de inaugurar, pegado al Sanborns de Slim, se llama La No. 20, una cantina-bar que parece un Pub de los neoyorkinos, recordé uno que nos metimos la familia cuando España jugó la final de la Copa del Mundo contra Holanda, un julio de 2010, que ganó por primera vez en su historia, con aquel legendario gol de Iniesta, y al salir las y los holandeses (me afoxé) lloraban en la Quinta Avenida su derrota. La Naranja Mecánica caía ante España. Paréntesis: (Iniesta es el jugador que más me ha asombrado de todos los españoles que he leído su historia, su vida. Llegó a La Masía, donde también llegó Messi, a los once años, Narraba que un día su padre lo llevó a esa escuela donde han brillado estrellas, de chico lo dejó, vivió el dolor de alejarse de sus padres, pobres, con escasos recursos él y otra hermanita vivían en su pueblo, en Fuentealbilla, Albacete. Su padre, albañil, allí lo dejó hasta volverse inmortal con aquel gol que puso a España de Campeón. Contaba Andrés Iniesta que en su casa -ahora millonario, su solo contrato de rescisión con el Barcelona vale 200 millones de euros-, guardaba un par de zapatos (tacos) Adidas Predator, que su padre le regaló con muchos sacrificios y ahorros durante tres meses, los tenía colgados en su sala de trofeos y los ve a diario para nunca olvidar de dónde vino) |
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