Con solidaridad y respeto a Cuitláhuac García Jiménez, Eric Patrocinio Cisneros Burgos, Ricardo Ahued Bardahuil y Manuel Huerta Ladrón de Guevara
En la política las cosas no son, van siendo ( Ángel Leodegario Gutiérrez Castellanos).
Hay un dicho budista que afirma que las respuestas no están en las palabras sino en el silencio que hay entre cada palabra.
El problema esencial de la política es el aquí y el ahora. Opciones limitadas e imposibles la enmarcan. Por eso no se elige entre el bien y el mal, sino entre el mal mayor y el menor.
Los recursos son siempre escasos, las consecuencias pueden ser indeseables y el margen de error jamás será reducido a cero.
En la propuesta de seguridad de AMLO hay polvo o rollo, como se quiera.
Más vale que el plan de seguridad presentado por Alfonso Durazo funcione porque la situación es crítica. No hay de otra.
Los militares van a estar en todo el país y para siempre. Eso no es lo normal en un régimen democrático. De hecho, la Guardia Nacional, encargada de la seguridad pública del país, va a depender de la Secretaria de la Defensa.
La propuesta de conformar la guardia nacional con policías militares, navales y federales corrige la primera intención de AMLO de integrar a la Marina y el Ejército en su totalidad, equivalía a la desaparición de ambas corporaciones. Esa rectificación es un paso adelante, porque la iniciativa original era simplemente inviable.
El objetivo ahora es forjar una Guardia Nacional de 50 mil efectivos en 2021. La reforma constitucional debería resolver el problema de la participación de las Fuerzas Armadas en el combate a la delincuencia por doble vía: a) acotando y fijando constitucionalmente las facultades y objetivos de la Guardia Nacional; b) regresando al resto de los efectivos de las Fuerzas Armadas a sus cuarteles.
Hasta donde se puede ver, el modelo que inspira la propuesta de AMLO, es la Guardia Civil española.
Como coadyuvantes del Ministerio Público, los militares van a poder detener. Y su jefe será siempre otro militar.
No se puede, en consecuencia, regatearle tres cosas Andrés Manuel; primero que ha decidido agarrar el toro por los cuernos. Segundo, que reconoce que la situación es insostenible. Tercero, que modificarán las cosas real ilegalmente para ensayar una solución.
AMLO ha cometido sin duda, una serie de errores. Pero en materia de seguridad, no sólo hay que darle el beneficio de la duda, sino esperar que su propuesta funcione.
El país no aguantará otro sexenio perdido.
La espiral de la violencia linda en lo exponencial.
Creo que a mediano plazo la propuesta de la Guardia Nacional podría convertirse en una amenaza a los mismos principios que las Fuerzas Armadas han juramentado defender: la Constitución y la democracia.
Y quiero ser claro y transparente que cuando usó la palabra amenaza, no estoy refiriéndome a generales y almirantes.
Tampoco critico la propuesta usando argumentos donde atacan la integridad, la honorabilidad y la capacidad de las Fuerzas Armadas mexicanas, que tuvieron que asumir una responsabilidad que no les correspondía por el fracaso de las instituciones civiles en controlar organizaciones criminales y la falta de una legislación que ampara sus funciones en el ámbito de seguridad pública.
La preocupación es otra, es peligrosísimo para cualquier democracia permitir que toda la capacidad bélica y de fuerza, la mayoría de tu inteligencia y la mayoría de tus elementos de fuerza, queden bajo el mando una secretaría y de una institución. Toda democracia saludable requiere pesos y contrapesos, especialmente en el marco del uso de la fuerza.
Para la democracia esto es grave. Y por más que se trate de justificar esta propuesta usando ejemplos internacionales, en ningún otro país se tiene adscrito toda la fuerza del Estado bajo una institución, con la excepción de Colombia.
Y mezclar las culturas de seguridad nacional y de seguridad pública no sólo debilita la capacidad de las instituciones, sino que crea un verdadero limbo jurídico.
Tendremos una Guardia Nacional militarizada y un Ejército con un perfil más de policía y menos de militar.
Ante amenazas extraordinarias, soluciones extraordinarias. Nunca debe de considerarse la militarización de la seguridad pública como algo normal en una democracia.
La solución a este dilema sería tener un transitorio constitucional donde se apoya la creación de la Guardia Nacional bajo la tutela de la Defensa por la situación extraordinaria que se vive en México.
Toda la fuerza del Estado bajo una institución es demasiada tentación para la clase política y gobiernos en crisis. Recuerda nunca olvidemos la importancia de los pesos y contrapesos aún en situaciones de amenazas contundentes a edad de los ciudadanos.
Hoy nos alimentamos con la discordia que hemos sembrado en nuestro jardín desde hace años. La intolerancia ha sido un platillo que hemos masticado con la boca abierta y devorado sin cubiertos.
Muchas veces se ha dicho que los mexicanos no tenemos memoria y creo que nuestra historia nos muestra que esto es cierto, pero ahora con el desarrollo de la tecnología siempre hay alguien en redes sociales que nos recuerda, con videos, las declaraciones de los distintos personajes de la política.
"Que no se utilice ( a los soldados) para suplir las incapacidades de los gobiernos civiles.
No es con el Ejército como se pueden resolver los problemas de inseguridad y la violencia, no con el uso de la fuerza, no desgastando más a las instituciones de la República, dijo el presidente electo.
Pero en este gran juego de la democracia en el que entraremos a la cuarta transformación, lo importante es creer, no confirmar y la duda no es válida.
AMLO señaló, en la entrevista en "Tercer Grado" que "con todo respeto" él es quien tiene que dar cuentas sobre la seguridad.
Creo que la óptica de AMLO es sin duda distinta. Sabe lo que quiere, lo va a imponer, pero suaviza la decisión mediante las consultas que en realidad buscan reforzar su alianza con sus electores. Esto le permite no bajar la guardia ante críticas, poner en la agenda mediática sus temas, mantener cercanía y activismo, arrinconar opositores y forzar alianzas para otros asuntos, lograr reformas constitucionales.
Ampliar alianzas, legitimar decisiones para desde ahora construir sus escenarios para que sus proyectos transiten.
Tras desencuentros con fuerzas, la desaparición del Estado Mayor Presidencial en puerta, y ya con nombramientos de los Secretarios de la Defensa y la Marina con perfiles afines, canta un potencial riesgo, el descontento de los mandos militares. Además de que el tema de la seguridad es el reto más importante a resolver para pacificar al país. Ante la necesaria coadyuvancia de las fuerzas armadas en el combate al narcotráfico y la delincuencia organizada, estimo que AMLO, ya con mayor información, se decidió por una alianza con las fuerzas armadas.
Estamos frente a la construcción de alianzas para lo que AMLO llama la cuarta transformación. Privilegia el gasto público en apoyos sociales frente a la profesionalización del servicio público o de las policías. El resuelve mediante la confrontación, en una dialéctica que justifica sus decisiones, su proyecto de cambio.
No puede abrir muchos frentes, va tomando acción donde los requiere. El tiempo le es muy valioso. No lo va a desperdiciar en batallas que no le reditúan apoyos, y más bien alejarían posibles aliados, mejor reconstruir alianzas que sanatizar inversionistas. Si este esquema le funcionara, aún está en la balanza.
Vamos al grano: la Guardia Nacional va.
No tiene caso agregar más líneas sobre esta decisión. Así que muerto el Rey, demos vuelta la hoja. Hoy, ahora, nos es más útil saber lo que estará haciendo esta institución.
Y la única forma de saberlo es conociendo lo que hace la Policía Federal. Porque ésta es la encargada de la seguridad pública en el fuero federal. Ninguna otra.
En esta nota demostrar que la seguridad pública es muy difícil y que no se aprende en poco tiempo.
Primero entendamos que la seguridad pública consiste en sancionar infracciones administrativas, prevenir delitos, investigarlos, perseguirlos, y finalmente hacerse cargo de la reinserción de los sentenciados. Pero en la práctica, ya no podrá usted imaginarse todo lo que implica.
El plan Nacional de Paz y Seguridad dice que la Guardia Nacional se encargará de: 1) la prevención del delito, 2) la preservación de la seguridad pública y 3) el combate a la delincuencia en todo el país. Bien.
Queda claro. Básicamente se le pedirá hacer lo mismo que ya hace la PF, pero con la salvedad de que promete hacerlo mucho mejor.
Pero la seguridad pública no sólo es difícil por la variedad de actividades que implica, sino por su complejidad. El trabajo de entrenamiento que tiene la Guardia Nacional por delante es enorme. Así es que no esperemos resultados ni inmediatos ni perfectos. Habrá que ser pacientes.
Tal vez hasta algo tolerantes en materia de Derechos Humanos. Porque como bien a dicho Alejandro Hope, el diablo está en los detalles. Y en cosas de policía, créame, más sabe el diablo por diablo que por viejo.
La tentación por la simplicidad no forma parte del idealismo. Es ilusionismo. |
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