Francisco Cabral Bravo
Con solidaridad y respeto a Rocío Nahle García y Ricardo Ahued
Bardahuil
Lo dijimos en este espacio y volvemos a insistir en el tema la oportunidad que tiene en sus manos la Ing. Norma Rocío Nahle García es irrepetible es hora de construir un entramado sólido pero eso implica unidad, un gran esfuerzo y una poderosa estrategia, de ella depende de hacer del estado de Veracruz el primero en el país, por su riqueza natural, por la infraestructura que ya tiene, que lo destaca como el principal productor de azúcar, de caña, naranja, maíz, limón, de petróleo, gas, productos del mar etc.
Para la gobernadora Rocío Nahle es muy importante el equipo que la acompaña y que le garantiza resultados y no solamente las fotografías en esos actos oficiales. Sin duda el secretario de gobierno Ricardo Ahued Bardahuil y el subsecretario José Manuel Pozos Castro le han dado buenos resultados en beneficio de la ciudadanía. Hoy el aparato burocrático va lento y la cabeza de esos grupos de trabajo es determinante. Rocío Nahle está a tiempo de sacudir el árbol y deshacerse de lo que no le sirve y de lo que le estorba. Y se le presenta la gran oportunidad para dar por saldados los compromisos de campaña y hacer un lado a tantos y tantos improvisados y sin ningún perfil a los que les dio la oportunidad en diferentes cargos y que a la fecha no le han respondido, ya que algunos tienen un pasado oscuro. Reconozco la cantidad, el talento y la visión de la gobernadora para llevar este “Barco” a buen puerto, sólo es cuestión de aplicar todos sus conocimientos, experiencia y rodearse de buenos elementos que quieran a Veracruz y a su trabajo.
El pasado 13 de abril murió Mario Vargas Llosa, uno de los escritores más importantes de la segunda mitad del siglo XX en lengua española. Autor de libros como Conversación en La Catedral (1963) y La fiesta del Chivo (2000), se constituyó como un autor que nos abrió la puerta a observar con detenimiento los diversos rostros que existen en la realidad de Latinoamérica.
Hablar de este autor también obliga a mencionar el valor literario de su obra, que le llevó a obtener numerosos reconocimientos más allá de los premios Cervantes y el Nobel de literatura, que le fueron otorgados en los años 1994 y 2010 respectivamente, como el ser miembro de la Real Academia Española y de la Academia Francesa. Marino de Tempestades y protagonista de controversias.
Vargas Llosa mantuvo una actividad política que, a fin de cuentas, lo colocó en el centro de muchos debates en los que se despertó la pasión, se acentuaron las contradicciones y se volvió a encender la eterna de discusión acerca del valor de la obra literaria en contraste con la actividad política de su autor o autora. En efecto, tema complejo que puede conducirnos a terrenos de peligrosos juicios de valor, a las puertas de una subjetividad e irracionalidad que, en estos tiempos, se convierte en yesca para los fuegos fatuos.
Quizás bastaría una pequeña mirada entre nuestras escritoras y escritores para percatarnos, por ejemplo, de su cercanía con el entramado priísta del siglo pasado, de sus simpatías con dictadores como Fidel Castro, o el régimen comunista ruso para observarlos con cierta perspicacia bajo el peso de la historia. Quizás este tipo de planteamientos puede abonar a profundizar en aquella añeja disuasión acerca de la vida de un artista, sus decisiones políticas, su vínculo con la sociedad, sus creencias y virtudes, y la distancia que implica el valor de su obra bajo una perspectiva literaria. Lo que ha llamado la atención en ese juicio, que hoy se promueve en un mundo de dicotomías y maniqueísmo, toca esos lindes con lo absurdo que hace eco en muchos lugares y que puede llenar de bruma esa libertad que existe en la literatura, en el arte.
Cada quien se acercará a la lectura de Mario Vargas Llosa, Rosario Castellanos, Jaime Sabines Borges o García Márquez como le venga en gana. Quizás lo único que es necesario subrayar es que es a libertad de elección, De disfrutar o no de su lectura, bien alisarlo y valorarlo no siempre tiene una buena correspondencia con una lectura maniquea, aquella que se implementa a través de un juicio moral en donde una dicotomía rigidez cada vez más riesgosa porque se convierte en un rostro del absurdo.
En otro contexto el papa Francisco representó un esfuerzo de que la iglesia diera un paso más progresista en diversos temas y dejará de ser lo que ha sido históricamente una institución en esencia cerrada, dogmática, intolerante y conservadora.
Además, siendo ya una iglesia no sólo religiosa sino también una institución política (con enorme influencia), además de adquirir gran poder económico, adecuó su interpretación de los escritos bíblicos Asus necesidades y conveniencias político−económicas.
Hay una gran contradicción entre las enseñanzas y valores del Antiguo Testamento respecto del Nuevo (las enseñanzas de Jesucristo).
También la Iglesia se convirtió en enemigo de la ciencia, cuando está resurgió durante el Renacimiento, pues muchas de sus primeras conclusiones contravenían la interpretación literal de la Biblia.
Pero igualmente, dado que la Iglesia constituía en sí misma un poder político esencialmente autocrático, se pronunció en contra de la democracia, a la que veía como
un régimen más bien pendiente a la libertad de creencias al laicismo y cierta inclinación a lo que se le percibía como un desorden anárquico.
El Pontífice Francisco intentó dar varios pasos en esa dirección, en temas como la igualdad de la mujer (que en el catolicismo no puede ejercer el sacerdocio), la diversidad sexual, la tolerancia y el diálogo con otros cultos, y la justicia social. Sin embargo, no logró mucho en esos temas, pues los grupos más conservadores del clero católico ejercieron un muro de resistencia.
El primer Papa Jesuita Jorge Mario Bergoglio será recordado por las polémicas que desataron en la iglesia católica: la lucha contra la pederastia y el reconocimiento a la comunidad LGBTIQ.
En 2015 creó la Comisión Pontificia para la Protección de Menores para garantizar la no repetición por los actos de pederastia de la Iglesia Católica, y reformó el Código de Derecho Canónico, imponiendo penas severas contra los miembros de la iglesia que cometieran delitos como la pederastia y el abuso de adultos.
En 2020 el Papa defendió las uniones civiles entre homosexuales.
En la segunda encíclica en defensa de la naturaleza, que promulgó en 2015 “Encíclica Laudato SI” sobre el Ciudadano de la Casa Común, analizó los graves problemas de degradación medioambiental del planeta nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos y convocó a crear una ecología integral como nuevo paradigma de justicia colocando en su centro al ser humano y la realidad que lo rodea.
“Laudato sí, mi Signore” “Alabado seas, mi Señor” cantaba San Francisco de Asís. Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso y responsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella.
Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes.
¿Cómo lidiar con los extremos ideológicos y sociales? El Papa parecía entender muy bien que si él personalmente se enfocaba en discusiones con quienes lo cuestionaban dentro de la Iglesia por progresista, les daba oxígeno. Él era popular con los católicos de la calle y eso le bastaba para decir y hacer lo que creía que era correcto. Asus opositores no los aplastaba con el poder que da el papado. Mejor los ignoraba. “La Iglesia debe curar heridas y aliviar corazones”.
Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco, fue un gran maestro de cómo debe el poder, ya sea religioso pero también político, lidiar con los extremos. |
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