HAY UNA cita atribuida al físico alemán de origen judío, Albert Einstein Koch, nacionalizado, posteriormente, austriaco y estadounidense, y considerado por muchos como el padre de la bomba atómica que destruyó Hiroshima y Nagasaki en 1945, tras los únicos ataques nucleares de la historia perpetrados por Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial: "Habrá una Tercera Guerra Mundial y las naciones pelearán con las armas más sofisticadas, pero habrá una Cuarta, y el hombre peleará con palos y piedras". La frase reflejaba una reflexión sobre la posible evolución de los conflictos bélicos y sus consecuencias en pleno siglo XXl, cuando las ambiciones de las principales potencias afloran para dar paso al desastre. Y es que una Tercera Guerra Mundial (como parece asomarse en los apetitos insaciables de las más importantes naciones del orbe), en caso de ocurrir podría involucrar armas de gran destrucción, como la bomba del Zar, una termonuclear soviética con una potencia de 100 megatones, diseñada para ser incluso más potente, o la GBU-43/B MOAB o "Madre de todas las bombas", que es la más potente jamás utilizada en combate, las que tendrían un impacto catastrófico en la civilización, ya que podrían destruir los conocimientos y la tecnología acumulados durante muchos años, llevando a la humanidad de vuelta a un estado primitivo. Es evidente que las guerras como las que enfrentan Israel contra Palestina e Irán –ahora con la participación de Estados Unidos-, o la de Rusia contra Ucrania por solo citar algunos casos, afecta a todos los ámbitos de la sociedad. De hecho, es una violación flagrante de los Derechos Humanos, y sus efectos o consecuencias más aterradoras son la pérdida de vidas, además de engendrar hambre, pobreza y ciudades completamente destruidas y devastadas. Durante la guerra las personas lo pierden todo, no solo aquello de carácter material, como la vivienda o los recuerdos de una vida que son aspectos básicos para todo ser humano. El verdadero drama de las víctimas de un conflicto armado es que muchos pierden a familiares, amigos, vecinos, conocidos e incluso toda una comunidad y, finalmente la pérdida de la identidad, del trabajo, del estatus social y de no poder recuperar quién era antes de la guerra. No es secreto que tras los conflictos armados se produce la ausencia de un elemento tan esencial como los medios de producción y supervivencia, es decir, los terrenos quedan infértiles y la inseguridad alimentaria se eleva considerablemente, además de que el tejido social y la mente de los individuos se desgastan no solo en los países afectados, sino en todo el mundo.
LO PEOR es que no se trata de un análisis somero en torno a lo que podría dejar otra confrontación mundial, sino de una realidad que amenaza al planeta, luego de que Estados Unidos decidió destruir tres bases o instalaciones nucleares de Irán, en tanto Rusia y China se mantienen a la expectativa y alertas por si deben intervenir en defensa de su aliado, pues no es secreto que Irán es uno de los pocos países del mundo que mantiene una buena relación con Corea del Norte, que ha exhibido el desarrollo de lesivas bombas nucleares, además de que mantiene relaciones diplomáticas y comerciales regulares con Rusia y las antiguas repúblicas soviéticas. Tanto Irán como Rusia consideran que tienen importantes intereses nacionales en juego en los acontecimientos en Asia Central y la región transcaucásica, en particular en lo que respecta a los recursos energéticos del mar Caspio, y ambos forman un eje en el Cáucaso junto a Armenia. No se sabe cuál será la respuesta de los Iraníes ante los ataques perpetrados por Estados Unidos a sus bases militares nucleares, pero no se espera nada bueno, y el mundo podría pasarla muy mal si los conflictos en oriente medio desembocan en una Tercera Guerra Mundial. No somos fatalistas, pero los escenarios ambicionistas de los líderes de las principales naciones del mundo se enfocan a medio oriente, donde se encuentran los más importantes yacimientos de petróleo y uranio, minerales con los que buscan ser invencibles. Por lo pronto México hizo el sábado un llamado urgente al diálogo diplomático como vía para alcanzar la paz entre las partes involucradas en el conflicto en Medio Oriente, luego de que Estados Unidos anunció que bombardeó instalaciones nucleares de Irán, postura que se enmarca en los principios constitucionales de la política exterior y en “la convicción pacifista de nuestro país”. Lo lamentable es que quienes ordenan la guerra no salen a pelear; ellos ordenan desde el bunker que su gente mate y que le maten sin mayor remordimiento, cuando lo prudente seria que se enfrenten cuerpo a cuerpo con sus enemigos y dejen en paz a la población que no desea incurrir en fratricidios. A ver qué pasa en las siguientes horas.
Y es que, en resumen, este 2025 se presenta como un período de alta tensión con múltiples conflictos activos y desafíos globales que requieren atención y esfuerzos para encontrar soluciones pacíficas y duraderas. Porque no se trata únicamente de la guerra en medio oriente con la intervención, ahora de Estados Unidos, sino que existen otros conflictos y áreas de tensión como la invasión rusa a Ucrania con efectos significativos en la seguridad europea y la estabilidad global. La guerra en Gaza y las tensiones entre Israel y otros actores regionales como Hezbolá, que generan gran inestabilidad en la zona, más aun con los ataques a Irán. Hay tensiones entre Corea del Norte y Corea del Sur, con la participación de Estados Unidos y otras naciones. Está la guerra civil que persiste en Siria, con múltiples actores involucrados y diversas consecuencias para la región. La guerra civil en Sudán que ha generado una crisis humanitaria y una creciente inestabilidad en la zona. Y qué decir de las pandillas y grupos delincuenciales que mantienen en tensión a Haití, Colombia y México, además de conflictos políticos internos que avivan la tensión en muchas naciones, lo que podría desembocar en más violencia, pues no hay que olvidar que a rio revuelto, ganancia de pescadores. Que Dios proteja a la humanidad…
*****
PERO VOLVIENDO las guerras políticas en la aldea, el senador Manuel Huerta Ladrón de Guevara, no cesa en sus duras críticas contra Esteban Ramírez Zepeta, aun dirigente del Comité Estatal de Morena, por los malos resultados obtenidos por el partido guinda en las recientes elecciones municipales que, si bien, sigue siendo la principal fuerza política del Estado, sus aliados y ex aliados le arrebataron gran parte de los municipios que gobernaba. En ese contexto, Huerta responsabiliza a Ramírez Zepeta por lo que llamó un fracaso electoral en varias alcaldías “al mal dirigente que ha sido Esteban Ramírez y a la gobernadora para que analicen en dónde estuvo el error. Yo fui un dirigente antes, en un gobierno opositor, y claro que hice ganar a mi partido”, postura que refleja el creciente descontento de la militancia de Morena, quienes han cuestionado la falta de estrategia, cohesión interna y liderazgo en el proceso electoral pasado. No es secreto que las fracturas internas de los guindas podrían tener consecuencias rumbo a los comicios de 2027. Lo peor es que los gobiernos morenistas no aceptan jamás sus errores, y hasta incluso premian a los corruptos como Cuitláhuac García Jiménez y tantos otros. Total, el pueblo esta comprado con migajas llamadas programas sociales, y si protesta se las retiran. OPINA carjesus30@hotmail.com
|
|
