NADIE DESEA que en México se replique -57 años después del movimiento estudiantil de 1968 que dejó un aproximado de 350 muertos, 53 heridos y miles de detenidos-, otra exhibición de barbarie, autoritarismo y violencia contra jóvenes y sociedad civil que demandan, actualmente, seguridad y garantías para vivir sin sobresaltos. De aquellos lamentables acontecimientos, la Fiscalía Especial para los Movimientos Sociales y Políticos de 2006, indica que el número de decesos podría haber sido de alrededor de 350 o más, y en cuanto a detenciones, se estima al menos 2 mil personas arrestadas en el Campo Militar Número Uno. Y es que la marcha-plantón en el zócalo de la ciudad de México el sábado 15 de este mes, mostró el rostro más autoritario del Gobierno Federal: el de la macana, gas lacrimógeno y la agresión física de granaderos a quienes fueran. Y esto ocurre a 200 días de que inicie la Copa Mundial de 2026 que se realizará en Estados Unidos, México y Canadá, cuya inauguración se concretará en el Estadio Azteca el 11 de junio. Y algo parecido ocurrió hace 57 años, cuando los Juegos Olímpicos de México de 1968 estuvieron marcados por la represión del movimiento estudiantil mexicano que culminó en la masacre de Tlatelolco, aquel inolvidable 2 de octubre, solo 10 días antes de la inauguración por parte de quien es conocido como el más grande represor contemporáneo: Gustavo Díaz Ordaz. Y aquel evento trágico se produjo en un contexto de autoritarismo y búsqueda de proyección internacional, pues el gobierno de Díaz Ordaz usó los Juegos para mostrar una imagen de modernidad que aun distaba de concretarse. A nivel deportivo, la represión también se manifestó en el podio con el icónico gesto de protesta de los atletas afroamericanos Tommie Smith y John Carlos, quienes fueron expulsados por alzar el puño en contra del racismo. Y ahora, en los tiempos modernos, cuando en México gobierna una oligarquía con tendencia al comunismo, la represión no se ha hecho esperar en vísperas del mundial de futbol 2026, la máxima justa del balompié en el planeta. El sábado 15 de este mes, se reveló el otro rostro del Gobierno de la Cuarta Transformación, cuando el colectivo Generación Z México reunió a miles de ciudadanos de diversos grupos generacionales, pero principalmente jóvenes, que manifestaron su rechazo a la inseguridad, la corrupción y la impunidad, y en reciprocidad fueron reprimidos.
PERO LA protesta tuvo uno de sus detonantes más visibles y recientes en el asesinato del presidente municipal de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo. ‘Doña Raquel’, abuela del extinto alcalde, participó en la marcha en silla de ruedas, y desde el Ángel de la Independencia, los manifestantes recorrieron Paseo de la Reforma hasta llegar al Zócalo capitalino, donde el evento terminó con enfrentamientos entre algunos grupos de manifestantes y elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC). El movimiento, que se ha posicionado en redes sociales como un canal de expresión juvenil y apartidista, convocó desde semanas previas a la protesta, aprovechando plataformas digitales como X (antes Twitter) y TikTok para difundir su llamado, incluyendo en sus demandas justicia pronta, combate a la corrupción, seguridad pública y desmilitarización. Ni siquiera exigieron revocación de mandato que es un tema que molesta a la Presidenta y los gobernadores emanados de MoReNa, así como a legisladores serviles, por lo que, ante la represión de que fueron objeto, la Generación Z ha convocado a una nueva marcha para el 20 de noviembre, que nuevamente partirá del Ángel de la Independencia al Zócalo bajo el lema “Mexicanos al grito de guerra”, como continuación a su exigencia de seguridad, justicia y libertad, y en respuesta a la violencia ejercida desde el poder contra los manifestantes, de los que Arturo Herrera, economista y activista presente en el evento, describió en su cuenta de X: “Hoy nos gasearon por pedir justicia. La generación Z sí estuvo ahí, con valentía. Cuando México se cae a pedazos, el gobierno despliega más fuerza contra manifestantes que contra cárteles.”
AHORA BIEN, el movimiento de 1968 en México fue una sacudida social en la que, además de estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Politécnico Nacional (IPN), El Colegio de México, la Universidad Autónoma Chapingo, la Universidad Iberoamericana, la Universidad La Salle, la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), participaron profesores, intelectuales, amas de casa, obreros, campesinos, comerciantes y profesionales en la Ciudad de México y de estados como Coahuila, Durango, Michoacán, Nuevo León, Puebla, Oaxaca, Sinaloa y Veracruz, constituidos en el órgano director del movimiento denominado Consejo Nacional de Huelga (CNH), el cual creó el Pliego petitorio al Gobierno de México con demandas específicas como la libertad a presos políticos y la reducción o eliminación del autoritarismo (algo muy similar a lo que ocurre actualmente). De fondo, el movimiento buscaba un cambio democrático en el país tras décadas del mismo partido gobernante, mayores libertades políticas y civiles, menor desigualdad y la salida del gobierno del Partido Revolucionario Institucional (PRI), al que consideraban autoritario.
Y COMO sucede actualmente (y así lo reconoce la Presidenta Claudia Sheinbaum cuando sostiene que no la van a doblegar), desde sus inicios, el Estado mexicano caracterizó al movimiento de 1969 como el intento de derrocar al gobierno, instaurar un pretendido régimen comunista como parte de un falso Plan Subversivo de Proyección Internacional y lo criminalizó, argumentando que sus participantes eran terroristas, delincuentes o un peligro para la seguridad nacional. Por ello, fue reprimido continuamente durante el transcurso del mismo y con el fin de terminarlo, a pocos días del inicio de los Juegos Olímpicos de México 1968, el 2 de octubre perpetró un crimen de Estado: la masacre de Tlatelolco en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, logrando disolver el movimiento en diciembre de ese año. El hecho fue cometido de manera conjunta por el Estado Mexicano como parte de la Operación Galeana por el grupo paramilitar denominado Batallón Olimpia, la Dirección Federal de Seguridad (DFS), la entonces llamada Policía Secreta y el Ejército Mexicano en contra de una manifestación convocada por el Consejo Nacional de Huelga. De acuerdo con el Gobierno de México, lo dicho por sí mismo en 1969, y por Luis Echeverría Álvarez, el responsable de la matanza fue Gustavo Díaz Ordaz.
PERO A diferencia de aquel entonces, el gobierno morenista no reconoce la represión ejercida, y solo defiende a sus policías a los que llama agredidos. Nada más falso, pues en los videos se observa cómo, en grupos pandilleriles, los granaderos arremeten a golpes, patadas, macanazos y escudazos contra jóvenes y personas adultas caídas, dándoles de puntapiés y arrastrándolos, por lo que, nada bueno se espera en la nueva marcha plantón que realizará la generación Z en próximo jueves 20 de Noviembre, en plena conmemoración del 115 aniversario del inicio de la Revolución Mexicana, por lo que, insistimos: ojalá no estemos ante otro 1968, del cual, la Fiscalía Especial para los Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP) de la Procuraduría General de la República del gobierno de México, concluyó en 2006, en su Informe Histórico presentado a la sociedad mexicana, que el movimiento estudiantil “marcó una inflexión en los tiempos políticos de México”, fue “independiente, contestatario y que recurría a la resistencia civil” y se potenció “con las demandas libertarias y de democratización que dominaban el imaginario mundial”. Claudia Sheinbaum tiene la palabra: pasar a la historia como la primera mujer presidenta de México que trajo un cambio positivo al País o una moderna Gustavo Díaz Ordaz que, a decir verdad, lleva los mismos pasos represivos. Así de simple…
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AHORA FUE Pedro González Rodríguez, ex agente municipal de Villa Comoapan, municipio de San Andrés Tuxtla, quien cayó abatido de varios balazos la madrugada del martes, cuando sujetos armados irrumpieron en su vivienda. El ex funcionario tenía 65 años, y la agresión ocurrió cerca de las 2:00 de la madrugada en la calle Mariano Escobedo, cuando, de acuerdo con reportes preliminares, un comando armado irrumpió por la fuerza en el domicilio del hoy occiso. González Rodríguez intentó escapar de sus agresores, pero fue alcanzado y abatido dentro del inmueble, quedando sin vida en la zona de la azotea. Ha trascendido que tras el crimen, los agresores habrían plagiado al nieto de la víctima, por lo que autoridades policiales implementaron un amplio operativo en la zona, aunque se mantiene un hermetismo total y la versión de la privación de la libertad no ha sido confirmada oficialmente. Alguien debe parar la grave violencia que se vive en Veracruz. OPINA carjesus30@hotmail.com
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