Los más recientes hechos violentos ocurridos en distintos estados del país, muestran la realidad del México de hoy, salvaje, violento, inhumano e insensible.
Se trata de ocultar, pero con mayor frecuencia los hechos pasan del terreno de la ficción al de la realidad, los asesinos actúan con una total falta de piedad e impunidad.
Con solo unos días de diferencia, los eventos se suceden y caen en cascada, sin eventuales nexos entre unos y otros, pero si al amaro del crimen organizado y los grupos delincuenciales que se apoderan de los terrenos propicios para ello en las diversas entidades de la república.
Ocurren con tanta frecuencia que lo sorprendente de los primeros, pasa a ser secundarios en los subsecuentes.
En Salamanca, Guanajuato, como antes en Jalisco, Chihuahua, Nuevo León, Sinaloa y otros estados había sucedido con anterioridad, llega un grupo de delincuentes y abre fuego en un bar y matan, indiscriminadamente a los parroquianos ahí presentes, sin importar si eran o no los que buscaban.
Lo mismo sucede a los pocos días en Minatitlán, Veracruz, donde seis individuos armados abren fuego contra los asistentes de una fiesta privada, sin importar que las balas acaben con mujeres y hasta un bebé de brazos.
Morelos replica en Yautepec y a plena luz del día, en la capital del estado, un sujeto dispara en una manifestación a los objetivos precisos y mata dos personas en los alrededores del Palacio de Gobierno.
Nada parece frenar los ímpetus de los delincuentes y menos de los sicarios contratados para ese efecto, los que cumplen con su cometido.
Claro que no son pocos los que refieren que esto viene ocurriendo en México desde hace años y tienen razón, aunque los métodos son los que han cambiado.
El crimen y la delincuencia organizada operan desde hace varios lustros con esas tácticas, aunque cuidaban muchos sus modos y métodos, actuando casi siempre a la sombra y no a plena luz del día y mucho menos tan arteramente.
Su código de antaño les llevaba a respetar la vida de familiares, esposas e hijos de sus adversarios, hasta que este se rompió y ahora llega más allá de ello, sin importar el tipo de víctimas para llevar a efecto su propósito.
Para muchos la implementación de penas más severas y la mano dura aplicada por parte de los nuevos grupos de seguridad como la Guardia Civil, serán el antídoto contra este salvajismo manifestado con mayor frecuencia, aunque hay quienes dudas de ello, al ver que la situación se encuentra tan contaminada y tan propensa a las actividades delictivas.
Tal vez, las políticas de seguridad sirvan como coto o freno, pero se duda que sea lo adecuado para desterrar estas prácticas cada vez más violentas y depredadoras.
La educación podría ser una tabla de salvación para evitar que la ola de sangre ahogue al país, aunque tardaría demasiados años para ser el remedio eficaz.
2. Felicidades a todas las madres en este día, aunque la celebración debe durar todo el año.
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