El grado de cinismo de los políticos es sumamente alto y la forma en que lo justifican todavía mayor.
Hablan de democracia, transparencia y honestidad, presentándose en la actualidad como algo diferente a lo que hubo en el pasado no tan lejano.
Uno de esos personajes que parecerían folklóricos, pero que en realidad no lo son, sino que muestran su desvergüenza es Rubén Rocha Moya, quien hace unos días confesó que su nominación como candidato al gobierno de Sinaloa, fue decisión de su “amigo” Andrés Manuel López Obrador, pues en las dos consultas-encuestas realizadas, siempre se situó por debajo del favorito de esas estadísticas, el químico Guillermo Benítez, alcalde de Mazatlán.
Sin embargo, el mentado químico no gozaba del afecto cercano que tenía Rocha Moya con el entonces Presidente López Obrador, por lo que se saltaron todos los protocolos y fue respaldado por la 4T.
A eso se debe parte del desaguisado que hay Sinaloa, la torpeza con la que se manejó la sucesión del priista Quirino Ordaz, quien ya había pactado la entrega del territorio.
Frustrado el químico Benítez tuvo que conformarse con la reelección en la alcaldía de Mazatlán, aunque ahora a raíz de las declaraciones de Rocha Moya, decidió narrar lo que sucedió.
Benítez aprovechó una entrevista en Río Doce para contar su verdad sobre el tema que le costó, además, la persecución del gobierno de Rocha Moya.
Lejos de la alcaldía que ganó en dos ocasiones, el químico asegura que en el caso Sinaloa, la Cuarta Transformación hizo lo que tanto critica, usó el “dedazo” como fórmula.
Benítez dice que mal informaron al Presidente López Obrador y que Rocha Moya usó a su incondicional, desde aquel entonces, el hoy senador Enrique Inzunza (su favorito para la próxima candidatura), para abrir un proceso por violencia de género en contra del químico.
Ya en ese momento, Inzunza era una pieza importante en las fiscalías, agregó, e hizo que caminara esa denuncia de la que nunca hubo ninguna prueba.
Acusa que Rocha Moya siempre fue un priista embozado y que su mal gobierno es parte de la responsabilidad que tiene la Cuarta Transformación de haberlo postulado.
El resultado del gobierno de Rubén Rocha Moya, está a la vista, secuestro, asesinatos, robo de vehículos, extorsiones.
Sinaloa se convirtió en un frente de batalla entre los grupos delincuenciales, con enfrentamientos en las calles y centenas de víctimas ajenas, sin que autoridad alguna pueda poner un freno.
Las movilizaciones, marchas, protestas y reclamos no sirven de nada, la estrategia de seguridad no funciona. El secretario de Seguridad federal acude al estado cada quince días y en cuanto se va se reanudan los asesinatos.
Sinaloa merece un plan funcional, que termine con el terror con el que viven millones de habitantes.
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Los asesinatos de exalcaldes continúan, ahora le tocó a Juan Carlos Mezhúa, de Zongolica, Veracruz…La justicia se vuelve selectiva en Nayarit, donde el exgobernador Antonio Echavarría fue exonerado de una denuncia del desvío de 9, 500 millones de pesos y a su antecesor Ney Manuel González le fueron liberadas siete órdenes de aprehensión.
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Ramón Zurita Sahagún
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