Desde hace algunos años se ha visto la transformación de los gobernadores y gobernadoras en México.
Se sienten como La Bikina, altaneros, preciosos y orgullosos y resultan ser torpes, soberbios e inoperantes.
Actúan como amos de los estados que gobiernan bajo el sello de señores feudales de horca y cuchillo, donde su palabra es ley.
Imputan, acusan, acosan, denuncian, alegan, se quejan y sus decisiones son inapelables, mientras que los beneficios no llegan a la ciudadanía y solamente a una serie de favoritos, como en las antiguas cortes.
Los gobernadores, más ellos que ellas, se sienten impolutos, limpios, agreden a quien cuestiona sus decisiones y aplican la ley a su gusto.
La controversia y la polémica son una constante en los estados que gobiernan, arrasan con todo, aprovechan el cargo para saldar viejas rencillas o imponer ideas que se creían ya superadas.
Las cuestiones varían y los asuntos son distintos, aunque en el caso de las mujeres se destacan dos temas. La libertad ejercida por los esposos de dos gobernadoras, Carlos Torres, casado con Marina del Pilar Ávila (Baja California) y Luis Alberto Villarreal, esposo de Tere Jiménez (Aguascalientes), quienes actúan como si ellos gobernaran y llevan mano en diversos asuntos.
Otra mujer, Laya Sansores no deja espacio para que su esposo intervenga en la administración estatal, pues Rome Ruiz Armento, funge como embajador de México en Guatemala. Pero el desaseo en el gobierno de Campeche, corre a cargo de la propia Layda que actúa dentro del rubro de gobernantes Bikina: altaneros, preciosos y orgullosos y muestra que solamente son soberbios, torpes e inoperantes.
Pero dentro del grupo de gobernadores hay unos más torpes que otros. Aunque no se crea los grados de torpeza son muchos.
Uno que llegó simplemente a cobrar agravios del pasado es Javier May Rodríguez, gobernador de Tabasco, el que desde el primer día mostró que estaba dispuesto a pasar la factura a sus antecesores: Adán Augusto López y su esbirro, Carlos A. Merino.
Proveniente de una corriente distinta de la que surgió Adán Augusto, Javier llegó con la espada desenvainada y sentenció que en Tabasco existía un grupo criminal conocido como “La Barredora”, encabezado por el exsecretario de Seguridad estala, Hernán Bermúdez Requena, pero protegido por López y Merino.
Solamente acusó, pero no actuó, desde su denuncia tardó varios meses en presentar denuncia en contra de Bermúdez Requena quien contó con todo el tiempo necesario para ser declarado prófugo. De los anteriores gobernadores solamente expresa a sus cercanos que son los verdaderos responsables, aunque no muestra prueba de ello.
Adán y Merino continúan sin problemas en sus cargos de coordinador de la mayoría morenista en el Senado y director de Aeropuertos y Servicios Auxiliares, respectivamente, mientras se mantiene vivo el enfrentamiento.
Otro gobernador que enseñó el cobre tan solo tomó posesión es Alejandro Armenta Mier, quien de inició nombre a su perro como miembro del gabinete y después ha tenido una serie de desencuentros con propio y extraños, rematando hace unos días con el tronido de dedos a su secretaría de Turismo, por cierto, recién nombrada ya que a la primera la había despedido el propio gobernador.
Sus desfiguros y desencuentros son tantos que hacen recordar al maestro y guía del mismo Armenta, el otrora famoso “gober precioso”, Mario Marín.
Curiosamente los cinco casos expuestos de los gobernadores Bikina, son todos de MORENA.
Email: ramonzurita44@hotmail.com
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Ramón Zurita Sahagún
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