De Veracruz al mundo
2019-07-20 / 09:29:44
La guerra: bloqueos, sabotajes y tergiversaciones
El rumbo que llevaba el país favoreció a un puñado de políticos y empresarios de altos vuelos. A partir del 1 de julio del año pasado se iniciaron una serie de cambios. El pueblo llano y raso empezó a sentir la transición a su favor. Los que sufrieron mermas y menoscabos son los potentados. Los históricamente vilipendiados y menospreciados están felices y apoyan las políticas del presidente. Los dueños del dinero y quienes tomaban las decisiones en el país están verdaderamente furiosos por las disposiciones que toma el mandatario.



Los “políticos” conservadores y sus cómplices no le perdonan al presidente que les haya cerrado la válvula a los huachicoleros y por tal acción hayan dejado de percibir 50 mil millones de pesos al año. Los grandes empresarios están inconformes y, no es para menos, ya no les serán condonados o devuelto los impuestos que por ley deben pagar. Ese “beneficio” no es poca cosa: 160 mil millones de pesos en el sexenio de Felipe Calderón y 240 mil millones en el sexenio de Enrique Peña. Las organizaciones de la sociedad civil y no gubernamentales dejaron de percibir los millonarios recursos provenientes de las arcas públicas. En total recibieron 60 mil millones de 2005 a 2017. En 2018 sólo recibieron 2, 700 millones de pesos. Los sindicatos con sus líderes charros, las organizaciones “campesinas”, los “400 pueblos”, “ecologistas”, intelectuales y periodistas neoliberales son otros inconformes.



Un pequeño número —comparativamente hablando— de la clase media, profesionistas, empleados, pequeños y medianos empresarios están en contra de la política presidencial. Ellos realizan protestas, plantones y marchas para que regresen a la vida nacional personajes grotescos, ineptos o ignorantes como Fox, Calderón o Peña. En el grupo de clasemedieros se encuentran los que piden la renuncia del presidente. En las dirigencias de los partidos políticos —PAN, PRI y PRD— al igual que muchos de sus agremiados encontramos a muchos que están dispuestos a hacer lo indecible con tal de derrocar a López Obrador.



El modelo económico neoliberal pervirtió las finanzas públicas, la política nacional y los políticos se quedaron sin un ápice de ética y la vida social se degradó hasta extremos vergonzosos. Corrupción, saqueos, cinismo, impunidad, vilezas y bestialidad fueron los ingredientes de la vida cotidiana en el país.



La desinformación, el sabotaje, las fake news y la tergiversación son las armas que —el grupo de conservadores y radicales de derecha— utilizan para lograr los fines aviesos que se proponen. No es difícil seguirle el rastro a los patrañeros: los que pagan las campañas de desinformación son los grandes potentados; los políticos señalan a quien y que proyecto debe ser atacado; los que elaboran y difunden los ataques y mentiras son los periodistas al servicio de los pudientes; los que validan los dichos y tergiversaciones son los intelectuales, expertos, especialistas y formadores de opinión; por último, se tragan la carnada —con todo y anzuelo— los conservadores de a pie y aquellos que admiran por su “bondad” a Margarita Zavala o Marta Sahagún y se identifican —por su “inteligencia” o “sensibilidad política”— con Fidel Herrera, Salinas de Gortari o Felipe Calderón.



Pondré unos ejemplos de las artimañas utilizadas por los enemigos del régimen actual:



Sabotaje y obstrucción a los proyectos del presidente: los cientos de amparos en contra de la construcción del aeropuerto de Santa Lucía en Texcoco; los obstáculos que interponen los ecologistas “preocupados” por la selva y bosques por donde transitará el tren maya y quieren detener su construcción. Los “expertos” y “especialistas” en energía descalificando la construcción de la refinería de Dos Bocas, Tabasco.



Bloqueos: de “ferrocarrileros” por la construcción del tren interoceánico Coatzacoalcos-Salina Cruz. Los “campesinos” que obstaculizaron el paso de automovilistas en una veintena de autopistas exigiendo los “apoyos” al campo. Protestas citadinas: como las que llevan a cabo en las calles de Xalapa los “400 pueblos” aduciendo el retiro de “apoyos” financieros y en especie que su “líder” administra y que después “distribuye” entre los más necesitados o también para fomentar la idea que el “luchador social” y el actual gobernador tienen una alianza en contra del exgobernador panista. Atrás de esos grupos encontramos a caciques manipuladores, chantajistas, ávidos de comodidades y dinero fácil.



Mentiras: como las notas periodísticas que señalan que la aceptación o popularidad del presidente disminuye mes con mes; que un trío de militares secuestradores pertenecen a la guardia nacional; que van a cesar a cientos de trabajadores de la salud y en su lugar contratarán a médicos cubanos; que los petroleros perderán prestaciones —gasolina, gas, lubricantes y otras— y derechos contractuales; que Javier Duarte tiene convenios con el partido MORENA para atacar a algunos políticos y encubrir a otros.



Tergiversaciones: que el retiro del subsidio a ORG´s, OSC y otras de igual calaña es por “austeridad”. No, la suspensión de los miles de millones de pesos que esas organizaciones recibían —no es para ahorrar recursos— es para acabar con esas “figuras institucionales” y eliminar la corrupción de los dirigentes y burocracia enquistados en esas estructuras; que está “regalando” dinero a los “ninis” en lugar de decir que está becando a los jóvenes para que estudien y a otros les da oportunidad de aprender un oficio con retribución monetaria; que “devolver al pueblo lo robado” es un programa electorero, se les dificulta decir que esa acción se llama: justicia social; correr “aviadores” y decir en los medios que están despidiendo trabajadores; que llamar “fifís” a un tipo de periodistas provoca división en el país y alienta la agresión y el asesinato de los comunicadores. Me pregunto: ¿desde cuándo un calificativo —por sí sólo— provoca división, odio y ganas de matar? Tengo entendido que la prensa fifí es aquella —inescrupulosa y canalla— capaz de difamar e inventar falacias y responder exclusivamente a los intereses de quienes compraron —con millones de pesos— sus conciencias y plumas. ¿Ya amenazaron de muerte a López Dóriga o a Carlos Marín? ¿Cuántos atentados ha sufrido Loret de Mola? Revise usted las columnas periodísticas de los diarios nacionales y estatales y dígame a cuántos de esos connotados comunicadores —que opinan en contra del presidente— los han amedrentado, amenazado o agredido por esa razón.



Los potentados perdieron influencia política, sufrieron mermas en sus ingresos financieros, el control que ejercían sobre el pueblo se vio perjudicado. También es cierto que el poder económico de esos jerarcas permanece intocado. Con éste último recurso seguirán financiando los ataques, las descalificaciones y las mentiras en contra del presidente. Quieren destituirlo, inhabilitarlo o reducir su margen de maniobra. Incluso, no descartan una asonada o algo parecido y, desgraciadamente, no se van a detener en sus propósitos.



alfredopoblete@hotmail.com

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