SE DICE que la presidente Claudia Sheinbaum, no llegará con el suficiente poder para decidir la sucesión en el dos mil treinta, siempre y cuando no tome las riendas de la gobernabilidad nacional o que, en determinado momento entregue a la mayoría de corruptos de la pasada administración federal, incluyendo al mismo ex presidente López Obrador, a quien quieren en los Estados Unidos como una condición para terminar con el problema de los aranceles. Crece considerablemente la creencia de que Claudia Sheinbaum, necesita legitimar su gobierno, de tal manera que solamente lo haría entregando a la justicia norteamericana a peces gordos que le permitan elevar su posición política y su fuerza gubernamental, independientemente de salvar muchos de los obstáculos que le está poniendo el mismo gobierno de Donald Trump, para poder deslizarse convenientemente en el sexenio que le corresponde gobernar.
Actualmente, la mandataria nacional, tiene las manos amarradas y tiene que defender constantemente a la delincuencia organizada o cuando menos mantenerse al margen, porque aún no termina de pagar la cuota por haber obtenido la nominación como candidata presidencial y posteriormente el supuesto éxito electoral que la llevó a la presidencia de la república. Ese compromiso es que ata a la presidente, de tal manera que no puede hacer nada y no lo hará hasta en tanto no sea libre de poder decidir en los grandes problemas nacionales.
Ayer mismo, en esta misma columna, apuntamos la interrogante del pueblo mexicano, en el sentido de saber cuándo despegará Claudia, lo que todavía parece imposible al menos que se decida por dar el golpe de timón y pasar a la historia como una verdadera presidente, de lo contrario pasará inadvertida y se cumplirá la creencia de que hubo una verdadera reelección presidencial.
Mientras tanto, el país se hunde y esto ya no es una mera percepción, sino la realidad misma que el pueblo mexicano está observando, viviendo y padeciendo ante tanto escándalo político y de mucha corrupción que ya nadie puede detener. La presidente tiene que salir adelante para que, en su momento, pueda tener el poder suficiente para decidir quién habrá de sucederle. Si no es así, nadie podrá defenderla.
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ROCÍO NAHLE, POR LAS MISMAS
LA GOBERNADORA DEL ESTADO, Norma Rocío Nahle García, tendrá que tomar al toro por los cuernos y permitir que la justicia, esa que ahora tiene en sus manos la cuarta transformación, ajuste las cuentas con el ex gobernador Cuitláhuac García Jiménez, por tanta irregularidad en su pasada administración, de la cual ya no se sabe cuánto dinero fue el que verdaderamente no ejerció para entregarlo a las causas del caudillo nacional.
Sí, es cierto, tanto Cuitláhuac, como la hoy titular del poder ejecutivo de Veracruz, pertenecen a la misma cuadra política, pero también se dice que para que la cuña apriete tiene que ser del mismo palo y esa, al parecer, es la condición que se presenta en este caso.
Si no es así, tampoco terminará su gobierno con la fuerza y entereza política para poder decidir quién habrá de sucederle, también, en el dos mi treinta.
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AHUED, SIGUE FIRME
SÍ, AL SECRETARIO DE GOBIERNO, Ricardo Ahued Bardahuill, también le ha ido como en el temporal de junio. Le llovió duro en su milpita, tan solo porque no le han visto la agresividad de anteriores funcionarios responsables de el área que tiene a su cargo. Pero, la verdad, es que Ahued, es un hombre de diálogo, de concertación política, de acuerdos y de resultados. Por eso, sigue firme.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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