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XALAPA.- Desde la madrugada del pasado viernes 10 de octubre, los habitantes de Álamo viven sin luz, sin señal telefónica y rodeados de lodo, luego de que el río Pantepec se desbordara y arrasara con todo a su paso. Las lluvias comenzaron el jueves 9 de octubre, pero fue durante las primeras horas del viernes cuando el desastre alcanzó su punto más crítico. En cuestión de minutos, el nivel del agua subió más de seis metros, cubriendo calles, viviendas y negocios. Los muebles flotaron junto con ramas y escombros, mientras los vehículos eran arrastrados por la corriente. “Todo se perdió, no pudimos salvar nada”, afirman los vecinos de colonias como Santa Cruz, Pantepec y el centro de la ciudad, donde las huellas del agua se marcan en las paredes casi hasta el techo. El número de damnificados se cuenta por miles. Los mismos vecinos estiman que más de 50 colonias y alrededor de 120 comunidades rurales resultaron afectadas por el desbordamiento. En muchas zonas, los caminos quedaron destruidos y los postes eléctricos colapsaron, dejando cables tendidos entre el lodo y los escombros. Desde hace más de 48 horas no hay energía eléctrica ni señal de celular. Las familias intentan comunicarse con sus parientes fuera del municipio, pero la incomunicación persiste. A pesar de la magnitud del desastre, los pobladores señalan que, hasta el momento, no se reportan personas fallecidas. Durante las horas más críticas, fueron los propios jóvenes y vecinos quienes, con lanchas improvisadas y cuerdas, se organizaron para rescatar a quienes quedaron atrapados en sus casas. “La corriente se llevó todo, pero no la esperanza”, dice uno de los rescatistas improvisados. La ayuda oficial comenzó a llegar con retraso, aunque desde distintas partes del estado surgieron muestras de solidaridad: grupos ciudadanos y asociaciones civiles recolectan víveres, ropa y agua potable para los damnificados. Hoy, Álamo Temapache intenta levantarse del desastre. En cada esquina hay señales del impacto, pero también del esfuerzo de una población que resiste entre el lodo, el silencio y la oscuridad. Así las cosas.
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