De Veracruz al mundo
Colgado de la vieja escuela según la cual, el que manda nunca se equivoca, Cuitláhuac descarta cambios en su gabinete.
A esa visión monolítica de la política, se ha opuesto el proceso democrático del país, que a lo largo de las últimas décadas le ha hecho entender a los gobernantes, a fuerza de votos, que el que manda no siempre tiene la razón y que si se equivoca, es muy posible que ya no vuelva a mandar pues en las siguientes elecciones los ciudadanos pueden hacer valer su derecho a expresar su desacuerdo con las decisiones adoptadas o con las erróneas políticas públicas.
Martes 12 de Noviembre de 2019
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.- En el argot del viejo sistema político mexicano, autoritario y corrupto, se hizo una especie de ley no escrita la afirmación de que: “El que manda nunca se equivoca, y si se equivoca vuelve a mandar”, la cual permeó las estructuras políticas de los tres niveles de gobierno y ha echado raíces en la cultura política del estado y del país, de tal forma que en esa vieja concepción del poder, el gobernante, dígase presidente de la república, gobernador o presidente municipal, por consigna, siempre tenía la razón, aunque la realidad o el pueblo dijeran lo contrario.



A esa visión monolítica de la política, se ha opuesto el proceso democrático del país, que a lo largo de las últimas décadas le ha hecho entender a los gobernantes, a fuerza de votos, que el que manda no siempre tiene la razón y que si se equivoca, es muy posible que ya no vuelva a mandar pues en las siguientes elecciones los ciudadanos pueden hacer valer su derecho a expresar su desacuerdo con las decisiones adoptadas o con las erróneas políticas públicas.



Y gracias a ese poder ciudadano ejercido a través del voto, que demuestra que el que realmente manda es el pueblo, y que si el pueblo se equivoca, vuelve a mandar, ha sido posible la alternancia en el país desde el año 2000 cuando el PRI perdió la presidencia ante el PAN; en el 2012, cuando este partido fue echado de Los Pinos y el PRI recuperó la presidencia, y en 2018, cuando Andrés Manuel López Obrador sacó a los priistas de Palacio Nacional.



En Veracruz la historia ha sido similar desde que en 2016 el desgobierno del priista Javier Duarte de Ochoa le pavimentó el camino a la gubernatura al panista Miguel Ángel Yunes Linares, y dos años más tarde, cuando éste pretendió heredarle el puesto a su hijo y el voto parejo a favor de López Obrador le abrieron las puertas del Palacio de Gobierno al neófito diputado federal por Xalapa, Cuitláhuac García Jiménez.




Y el asunto viene al caso porque al igual que sus antecesores, creyendo que el que manda nunca se equivoca y si se equivoca vuelve a mandar, el gobernador de Veracruz ha dicho que no va a realizar cambios al interior de su gabinete, a pesar de las quejas, denuncias y señalamientos en contra de algunos de sus colaboradores, que no solo tienen al estado hecho bolas sino que han provocado una gran inconformidad social y entre los sectores productivos y políticos, incluso de su mismo partido.




Entre los funcionarios más cuestionados se encuentran, en primerísimo lugar, el secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros Burgos y el de Desarrollo Social, Guillermo Fernández Sánchez, ambos denunciados por diputados de su propio partido por desviar recursos públicos con fines electorales al pretender manipular las elecciones internas de Morena para delegados nacionales, lo que constituye según la reforma electoral aprobada a nivel nacional por la Cuarta Transformación, un delito grave, es decir, sin derecho a fianza.




Pero hay otros funcionarios cuyos nulos resultados saltan a la vista, como el de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado – en cuya gestión la delincuencia se mueve como Juan por su casa, y son imparables los feminicidios, secuestros, extorsiones y hasta crímenes políticos, como el reciente del diputado local Juan Carlos Molina Palacios o el de la ex alcaldesa de Mixtla de Altamirano, Maricela Vallejo Orea -; o el de Educación, Zenyazen Roberto Escobar García, a quien a diario le toman escuelas por falta de maestros y de pago a los mismos, o el de Infraestructura y Obras Públicas, SIOP, Elio Hernández Gutiérrez, que a la fecha registra un subejercicio del 70 por ciento de su presupuesto, al igual que la de Turismo, Xóchitl Arbesú Lago, o el de Sedarpa, Eduardo Cadena Cerón, en cuyas dependencias los sectores turístico y agropecuario sufren las de Caín.




De ahí que no estaría por demás que en lugar de refugiarse en el viejo modelo autoritario según el cual el que manda nunca se equivoca, el mandatario recordara la sabia conseja de que cuando el pueblo dice que es de noche, hay que ir prendiendo las farolas, pues en la democracia, el pueblo es el que manda, y si éste se equivoca vuelve a mandar.





A menos que el objetivo sea hacer de este sexenio debut y despedida, en cuyo caso, van muy bien. Los veracruzanos solo tendrán que esperar 5 años más para cobrar la factura. Así las cosas.

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