Se han vuelto “normales”, por continuas y reiteradas, las mentiras, las medias verdades, la insistencia de declarar que su palabra, sea cual sea lo que digan, representa la voz del pueblo. Para estos gobiernos del régimen de la transformación no hay otro u otros pensamientos o perspectivas, solo el propio. Por eso es que se esfuerzan en asegurarse de acorralar el discurso público en la negación de la oportunidad de mirar a expresiones distintas como parte de la pluralidad de nuestro país. Desde sus pedestales miran con el desprecio de los que altaneros, intolerantes, se significan desde una supuesta superioridad moral que no tienen.
En ese contexto, el informe presidencial se asume como una letanía de auto reconocimientos de una “transformación” que ha significado la ruptura de la República. El cambio festejado se toma como el encuentro de la piedra maravillosa que les dio a ellos y solo a ellos el toque mágico para ser los paladines de una “revolución de conciencias” que encuentra todos los días las muestras de la distancia entre el decir y el hacer.
La narrativa presidencial no es la rendición de cuentas, sino una vista desde la interpretación facciosa en su pequeñez; el último ejemplo es la posición ante los actos sucedidos en la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, pues en lugar de llamar al sosiego y la neutralidad, se victimiza y se respalda la polarización y sus consecuencias. Se trata del apuntalamiento de prácticas y comportamientos que configuran la cara grotesca de la intolerancia, la simulación, la corrupción y la prepotencia provocadora, concentrada en un aliado, un tipo que se ufana de su talante impresentable.
Las miles de mentiras dichas machaconamente y los disfraces hechos a la medida en la construcción del movimiento vendido como “la esperanza de México”, son el sustento de las acciones que a 7 años rompen y desnudan el cascarón que en realidad son. El vacío como referente de una transformación ofrecida y creída por millones, que se empeña en forjar fechas oprobiosas como utilizar el primero de septiembre del 2025 para concretar la instalación y con ello la captura del Poder Judicial de la Federación y muchos poderes judiciales estatales productos de una “elección” espuria e ilegal, teatralizada en una celebración de
supuestos rescates de los pueblos originarios, rodeados de “misticismos”, copal y bastones de mando, que son utilizados hipócritamente para seguir vendiendo su “cercanía al pueblo”.
El actual Poder Judicial, alineado, militante, emanado de actos fraudulentos de origen, igual que sucedió con la “mayoría calificada” obtenida en el Poder Legislativo y con lo que reforman la Constitución a su antojo, igual que la “elección” de las tómbolas, los acordeones y de los acarreos, donde siguen exclamando que ellos son el pueblo encarnado en la nueva corte que por supuesto responderá a sus intereses facciosos. La misma rutina de ilegalidades y descaros en el Poder Ejecutivo, en su “partido” y sus figuras directivas.
Un Poder Judicial que ahora establece el inicio de sus ejercicios y con ello, dicen, se asegura la impartición de la justicia fuera de intereses de la mafia del poder y los neoliberales. Aseguran que con su llegada, serán austeros y acaban con la corrupción y el nepotismo, darán justicia real y expedita, garantizando también que se obtendrán avances contra la inseguridad.
Todo lo anterior genera una justificada suspicacia por lo visto y lo dicho hasta ahora; lo mismo han expresado los que auparon a los nuevos ministros y jueces, los que forjaron la encrucijada de la República destruyendo instituciones, encubriendo corrupciones y arbitrariedades, rompiendo principios democráticos y forjando con prepotencia e ilegalidades un modelo autocrático, los saldos pues son más que cuestionables como pensar que podrán ser diferentes del modelo.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
A dos días del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas y con más de 130 mil desapariciones en nuestro país, para la Presidenta, el tema no merece ni una palabra en su Informe. ¡Vaya con este gobierno humanista y del pueblo! |
|
