JOSE LIMA COBOS*¨
Hace cincuenta años, la férrea voluntad de un pueblo de Vietnam,- con su gran líder Ho Chi Minh a la cabeza- hizo que Estados Unidos y sus aliados mordieran el polvo al ser humillados y derrotados en aquella su campaña de conquista y de la voracidad de los “gringos”, que escandalizó el mundo, así en nuestro país, como paradoja, ahora que se abre una lucha contra la corrupción de la Corte de Justicia, para que el voto del pueblo determine ese destino de oscuridad de la injusticia en que se mantuvo, al abrir a la democracia, lo que no pueden perdonar los sicofantes que aún ladran por ahí, como los voceros de la corrupción y de la impunidad.
Si un magistrado de circuito acusa que Pérez Dayan, ministro de la suprema Corte, es un traidor a la constitución que juró respetar, no se muerde la lengua para expresarse de esa manera que desde el momento en que Zedillo destruye la corte , dejándola con once ministros únicamente y que nadie hizo escandalo como ahora que vemos quienes podrán ser elegidos y que si se hiciera un comparativo en este momento, se vería que los ministros que ahora ahuecan el ala para generar un cambio profundo en ese poder, deberían caerse de vergüenza pues, ni tantito se parecer en estudios o en preparación y solo evidencia, que fueron preparados para saquear los recursos de la nación como está probado al agandallar se con el presupuesto federal.
Este magistrado que acusa de traidor a Pérez Dayán, no se mira en el espejo porque teniendo el camino libre, en automático, no acepta el reto de la democracia y acepta participar sino que se va por la cómodo como es acogerse al haber de retiro y la diversas canonjías que tienen que es una ofensa para un pueblo que vive en la miseria, en tanto, estos servidores viven en la opulencia con una pensión que traiciona al artículo 127 constitucional que no permite que nadie perciba más beneficios económicos que el presidente.
La falta de dignidad de esos ministros y magistrados no nada más de Pérez Dayan si no de todos los demás como Luis María Aguilar, Norma Piña, Laynez, Ortiz Mena, Ortiz Farjat, González Carranca que no se sometieron al escrutinio popular como lo será la elección democrática de los jueces y demás impartidores de justicia, pero que se llevan los beneficios indebidos de sus funciones, que raya en la criminalidad más perversa de que se tenga memoria- hecha exclusión de los 21 ministros de Zedillo, que al dar el golpe del 94 a la Corte, no hubo un solo grito, al contrario, se vio la democracia más pura del dedo presidencial para integrar ese poder.
Ironía del destino, ahora que se busca que democráticamente se integre ese poder judicial, se habla de que sepulta la democracia, cuando la realidad es otra, pues está probado, de manera notoria, la vida que llevan a quienes tiró Zedillo y los que ahora se van por su indignidad ,no por decoro, al ser señalados como corruptos por el presidente López Obrador, que obliga a la democratización más profunda y no superficial o simulada como la que está a punto de morir, después de librarse de una de las batallas más titánicas de que se tenga memoria, pues de manera que no volverá el dedo presidencial a marcar el destino de este país.
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