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Cortesia..
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Xalapa, Ver.-
Ahora si Joaquín Guzmán López, el hijo del capo de la droga El Chapo, empezó a “cantar” y se declaró culpable este lunes de cargos de narcotráfico y de empresa criminal continua en Estados Unidos, en la célula de Los Chapitos, del cártel de Sinaloa, meses después de que su hermano llegara a un acuerdo con la fiscalía. Guzmán López y otro capo del cártel, Ismael El Mayo Zambada, fueron arrestados en julio de 2024 en Texas después de aterrizar en Estados Unidos en un avión privado. Guzmán López también reconoció haber organizado un operativo de película para secuestrar a una persona. No mencionó el nombre de su víctima, pero no cabe duda que se trataba de Zambada porque "El Mayo" describió su secuestro de manera muy parecida en una carta divulgada semanas después de ser detenido en julio de 2024 por las autoridades estadounidenses. De acuerdo con la Corte del Norte de Illinois, Joaquín Guzmán López organizó una reunión falsa en Sinaloa. Antes de que llegara “El Mayo”, retiró el vidrio de una ventana de piso a techo para permitir la entrada de su gente. Cuando El Mayo entró a una habitación privada, Guzmán López cerró la puerta. En segundos, varios hombres armados entraron por la ventana, le pusieron esposas, una bolsa en la cabeza y lo sacaron del lugar por la misma ventana. Después lo subieron al asiento trasero de una camioneta y condujeron entre 10 y 15 minutos hasta una pista clandestina, donde un pequeño avión ya esperaba. Ahí, lo ataron a un asiento, durante el trayecto le dio una bebida con sedantes y él también tomó. En su carta de agosto de 2024, Zambada había explicado que fue citado por el hijo del Chapo a una reunión en las afueras de Culiacán, la capital de Sinaloa, en la que supuestamente estaría otro líder del cártel y políticos locales, uno de los cuales apareció después asesinado. Indicó que había "un gran número de hombres armados con uniformes militares verdes", que asumió eran pistoleros de los hijos de "El Chapo" pero, aunque eran una facción rival del cártel —conocida como "Los Chapitos"— Zambada mantenía con ellos interlocución y no pareció desconfiar y siguió a Guzmán López a una habitación oscura. Según el documento judicial presentado en la audiencia del lunes, múltiples hombres armados a las órdenes de Guzmán López entraron por un gran ventanal a esa habitación donde habían llevado a su víctima. Lo esposaron, le taparon la cabeza y lo sacaron por la ventana. Luego lo pusieron sobre su regazo en el asiento trasero de una camioneta en la que lo trasladaron hasta una pista de despegue a unos 15 minutos del lugar del secuestro donde les esperaba una avioneta privada. Una vez en el avión, Zambada fue atado a uno de los asientos, según el relato de Guzmán López. En la aeronave solo viajaron los dos narcotraficantes y el piloto. Guzmán López le preparó entonces una bebida con sedantes, de la que también bebió un poco él. La avioneta aterrizó en Nuevo México, junto a la frontera de Texas, donde los dos quedaron detenidos. La operación generó el malestar del gobierno del entonces presidente López Obrador, quien criticó la falta información recibida por parte de las autoridades estadounidenses.
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