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XALAPA.- Una enfermedad silenciosa que cobra vidas, pues se estima que alrededor de 50 mil mexicanos mueren anualmente a causa de ese mal, es la hipertensión arterial. Y es que según datos de la Secretaría de Salud y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la cifra refleja el impacto significativo de la hipertensión, que es uno de los principales factores de riesgo para otras enfermedades cardiovasculares graves. En el País, más de 30 millones de mexicanos padecen hipertensión arterial, según la Secretaría de Salud, aunque otras fuentes recientes estiman que la cifra es de alrededor de 40 millones de personas. Esto significa que aproximadamente uno de cada tres adultos mexicanos sufre de esa condición. Las cifras varían según la fuente y la fecha de la información, pero lo peor es que más de la mitad de las personas hipertensas no saben que lo padecen, ya que es una enfermedad asintomática al principio. En ese sentido, la prevalencia de la hipertensión arterial en México es de aproximadamente 32.6 por ciento, lo que equivale a casi uno de cada tres adultos, y solo alrededor del 10 por ciento de los pacientes hipertensos en México están bien controlados, y una de cada cinco personas diagnosticadas con hipertensión tiene un tratamiento adecuado. La hipertensión arterial ocurre cuando la presión de la sangre en los vasos sanguíneos es demasiado alta (140/90 mmHg o más), y cabe mencionar que es uno de los problemas de salud más frecuentes en México y en el mundo. Lo preocupante es que muchas personas no presentan síntomas, por lo que solo puede detectarse midiendo la presión arterial de forma periódica, ya que sin tratamiento, puede derivar en infartos, accidentes cerebrovasculares y daños renales. Cualquiera puede desarrollar hipertensión, pero la Organización Mundial de la Salud asegura que existen factores que aumentan las probabilidades, entre otros, dietas ricas en sal y grasas saturadas. Inactividad física. Sobrepeso u obesidad. Consumo excesivo de alcohol y tabaco. También, tener una edad superior a los 65 años. Antecedentes familiares de hipertensión. Presencia de enfermedades como diabetes o problemas renales. Además, factores ambientales como la contaminación atmosférica también incrementan el riesgo. La mayoría de las personas hipertensas no tienen síntomas, pero una presión muy alta (180/120 mmHg o más) puede provocar: Dolor intenso de cabeza. Dolor en el pecho. Mareos. Dificultad para respirar. Náuseas y vómitos. Visión borrosa o cambios en la visión. Hemorragia nasal, por lo que, si presenta alguno de estos síntomas, acuda de inmediato a un profesional de la salud, ya que la hipertensión arterial es conocida como “el asesino silencioso”.
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