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XALAPA.- De acuerdo con el ingeniero Agrónomo Claudio César Belli González, productor local y exdirector de Fomento Agropecuario Municipal de Misantla, los cultivos más vulnerables en la región durante esta temporada son el maíz, el café y los cítricos, seguidos por el plátano y la papaya en las zonas bajas. Las causas: lluvias irregulares, posibles heladas y, sobre todo, los altos costos de producción que ahogan al campo misanteco. “El maíz ya casi no se siembra en Misantla”, reconoció Bello González. “Hoy solo unos pocos campesinos siguen cultivándolo, generalmente en tierras prestadas y con recursos propios”, sostuvo. El ingeniero explicó que la producción local no supera las mil hectáreas, siendo el principal productor un agricultor de la zona baja de Troncones, que siembra entre 20 y 30 hectáreas destinadas a la elaboración de masa. Refirió que los factores que más afectan al maíz son los altos precios de fertilizantes, insecticidas y herbicidas, además del costo de preparación del terreno: “El productor trabaja por cuenta propia, sin jornaleros, si el clima cambia de un día a otro, eso puede echar a perder toda la siembra”, advirtió. A pesar de ello, dijo que los campesinos mantienen la esperanza de un cierre de año favorable gracias a las lluvias intermitentes que han beneficiado la maduración del grano. Por otro lado, Belli González señaló que el café sigue siendo un símbolo de identidad en la sierra misanteca, pero enfrenta múltiples desafíos: “el precio ha mejorado en los últimos dos años, lo que ha impulsado a muchos productores a revivir los cafetales abandonados, sin embargo, el panorama está lejos de ser estable. El café enfrenta plagas como la broca y enfermedades que afectan su floración, además, los fertilizantes están por las nubes y ya no existen apoyos de sanidad vegetal como antes”, lamentó. El exfuncionario recordó la época dorada del café, cuando las mulas bajaban cargadas del grano desde las comunidades serranas de Rancho Alegre y San Felipe: “Fue un tiempo glorioso, pero hoy necesitamos apoyo de los tres niveles de gobierno para recuperar esa fuerza”, insistió. Con relación a los cítricos, principalmente el limón persa, la situación es crítica: “Hace unos años se calculaban alrededor de 5 mil hectáreas cultivadas; hoy podrían ser más de 9 mil, y me quedo corto”, aseguró al señalar que la sobreproducción ha provocado una caída en los precios, mientras que el ingreso de limón proveniente de Tabasco, Chiapas y Campeche, mezclado con el local, ha devaluado la calidad del producto misanteco: “Nuestro limón es superior, pero lo revuelven con el del sur y eso nos perjudica”, aseguró. Los costos de producción se han disparado: un jornal cuesta hasta 500 pesos, y los insumos como fertilizantes, fungicidas y herbicidas encarecen la cosecha: “Muchos productores ya no le invierten, solo cortan el limón para pagar el corte”, afirmó. A esto se suman enfermedades como la diaforina, vector del “dragón amarillo”, que diezma los árboles y para la cual ya no existen apoyos estatales ni federales de control sanitario. En cuanto a la naranja, los precios varían de forma impredecible según la oferta y los efectos climáticos: “Las naranjas tardías andan en unos 1,800 a 2,000 pesos la tonelada, pero eso cambia cada año”, explicó Belli González, quien señaló que muchos productores están diversificando hacia mandarinas y toronjas para contrarrestar la incertidumbre. Refirió que el plátano macho se ha convertido en una alternativa rentable: “Su precio rara vez baja de 4 pesos el kilo, y se corta cada 15 días, es una opción real, sobre todo para las zonas bajas”, señaló el ingeniero. Gran parte de la producción se envía a Puebla y a los mercados regionales. Por otro lado, dijo que la papaya enfrenta grandes riesgos: “Es un cultivo delicado, muy sensible al frío y al exceso de agua, si no está bien drenado, se pierde todo”, explicó, pese a su buena rentabilidad potencial, pocos productores se arriesgan a sembrarla por los altos costos y el riesgo climático. Belli González refirió que uno de los mayores problemas es la falta de seguros agrícolas: “Antes existían los seguros catastróficos, pero hoy ya no hay, cada productor debe asegurar su cultivo por cuenta propia, y eso es casi imposible ante los costos actuales”, lamentó. El exdirector relató que en su administración se gestionaron apoyos tras daños por sequía, pero las aseguradoras solo respondían ante pérdidas totales, dejando fuera a la mayoría de los productores. “El campo está desprotegido, no hay programas claros ni apoyos de sanidad vegetal. Antes nos daban abamectina para controlar la diaforina; hoy no hay nada”, lamentó. Frente a este panorama, Bello González hizo un llamado a las autoridades estatales y federales para retomar los programas de apoyo directo al campo y garantizar la supervivencia de los cultivos emblemáticos de Misantla. El productor ya no pide dádivas, pide herramientas: control de plagas, acceso a seguros, y precios justos. Si no hay respaldo, muchas familias tendrán que abandonar sus tierras”, concluyó.
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