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XALAPA.- Generadores de violencia y cobrar la vida de líderes sociales, siguen siendo hijos de Dios y que requieren atención una vez que se arrepienten de sus actos, dice Carlos Garfias Merlos, arzobispo de Morelia, Michoacán. "Son personas, como tú dices, hijos de Dios, que requieren atención y a quienes se les ofrece la atención requerida", comenta. Al profundizar en el tema, aclaró que es muy diferente el actuar de iglesia católica que el de las autoridades, quienes sí están obligadas a aplicar la ley. Externó: "Es muy diferente que una autoridad civil tenga la responsabilidad de aplicar la ley independiente a nosotros, como líderes religiosos, que tenemos la obligación de atenderlos en el momento en que se arrepientan y se acerquen a aplicar la ley". Al referirse al caso de Bernardo Bravo Manríquez, líder limonero ultimado hace una semana, aproximadamente, lamentó el hecho y externó sus condolencias a la familia. Asimismo, dice que en su memoria se han estado celebrando misas para pedir por su descanso. Garfias Merlos consideró que su muerte obliga a seguir trabajando en la construcción de la paz a través de la oración, el trabajo con colectivos y coordinación con autoridades y sociedad civil, además de brindar atención a víctimas de violencia y crear comités para la reconciliación. El arzobispo de Morelia reitera que pese a que la violencia se ha ido intensificando en los últimos años, abrazados a la fe, seguirán haciendo llamados a la paz, tal y como viene haciendo en su caso desde más de dos décadas.
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