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Xalapa, Ver.-
El cateo al rancho “Los Quintero”, ubicado en Vega de Alatorre, Veracruz, ocurrido en el 18 de septiembre de 2025 por elementos de la Marina, Ejército y la Fiscalía General de la República (FGR), con el objetivo de localizar a Neftalí González López, empresario maderero desaparecido desde julio pasado y donde se dijo se encontró a Gabriela Ortega Molina, presidenta municipal de Colipa, generó especulaciones sobre posibles vínculos con estructuras entre gobierno y criminales, destapando la cloaca en Veracruz. Ya que desde el gobierno de Cuitláhuac García surgían versiones que atribuían al ex secretario Eric Patrocionio Cisneros Burgos “amistad” y protección a José Gil Quintero, familiar del capo. La operación de la Fiscalía General de la República (FGR), vinculada a la desaparición del empresario Neptalí González López en julio de 2025, expuso el peso de un apellido que, pese a décadas de persecución, persiste en el negocio del narcotráfico. José Gil Quintero “El Chino” mantiene cargos federales abiertos en la Corte del Distrito de Columbia, con un número de caso claro: 22-cr-00036. El expediente no solo apunta a su papel como aliado de los Beltrán Leyva, sino también a la herencia directa del clan Caro Quintero en el Cártel de Caborca. Esa misma sanción subrayó su parentesco con Rafael Caro Quintero, aunque los registros oficiales hablan de primo y no de sobrino, como suele citarse en prensa mexicana. Las investigaciones periodísticas han señalado que, tras la captura de Rafael Caro en Choix, Sinaloa, en 2022, fue José Gil quien tomó las riendas del Cártel de Caborca. A partir de entonces, apuntaló operaciones hacia estados como Sonora, Oaxaca y Veracruz. En Veracruz, un decomiso de más de 279 armas largas, 14 mil cartuchos y casi 80 mil kilos de cristal fue atribuido a su estructura en junio de 2024. Ese arsenal reforzó la hipótesis de que la entidad se convirtió en una de las bases logísticas de “El Chino”. La trayectoria de José Gil no puede separarse de la caída de Albino Quintero Meraz, “El Beto” o “El Orejón”, un socio de Amado Carrillo Fuentes detenido en 2002. Tras su captura, José Gil heredó rutas que incluían Tabasco, Tamaulipas y, especialmente, Veracruz. Informes de la extinta PGR citaban que estas rutas funcionaban bajo protección política en los años noventa. Dos décadas más tarde, esa herencia resurgió. El arsenal asegurado confirmó que Veracruz seguía siendo un punto de apoyo estratégico. El vínculo entre los Quintero y la costa veracruzana no solo responde al trasiego de drogas; también conecta con la lógica del Cártel de Caborca de priorizar los cruces marítimos hacia Estados Unidos.
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