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XALAPA.- Un hombre sin vida y otro detenido fue el saldo de una convivencia registrada en el Circuito Halcón del fraccionamiento Puente Moreno, en Medellín de Bravo. Los hechos se registraron alrededor de las 17:00 horas de este miércoles, cuando los familiares de uno de ellos solicitaron ayuda al 911. Al sitio acudieron paramédicos de Protección Civil para brindarle los primeros auxilios, pero confirmaron que ya no contaba con signos vitales, mientras que el otro sujeto fue asegurado por policías municipales. Con relación a los hechos, se informó que los parientes del dueño de la casa llegaron a recoger algunas cosas debido a que se mudaron hace unas semanas y se encontraron con la escena, aunque se dijo que los implicados estuvieron bebiendo y presuntamente el joven se golpeó repentinamente en el piso. Policías ministeriales iniciaron una carpeta de investigación para esclarecer los hechos, en tanto peritos criminalistas levantaron indicios y el cuerpo para llevarlo al Servicio Médico Forense para la necropsia de ley... CUERPOS DESMEMBRADOS fueron abandonados a plena luz del día sobre la carretera federal Álamo–Chapopote Núñez, en las inmediaciones de la comunidad del mismo nombre. Este nuevo hecho sangriento es solo un capítulo más de la pesadilla que viven los habitantes de la región norte del estado. Carreteras convertidas en caminos de miedo, localidades sometidas al silencio del crimen y una población harta de promesas que no se cumplen. En Chapopote Núñez ya no se habla en voz alta: se murmura por miedo. Los cuerpos sin nombre abandonados en la vía pública no son solo cadáveres: son gritos que el gobierno no escucha o decide ignorar. La estrategia de seguridad de Blanca Lilia Arrieta, si es que existe alguna, ha fracasado. A tres años de gobierno, su administración es recordada más por los escándalos, la opacidad y el clientelismo que por resultados. La violencia ha escalado y la respuesta ha sido un silencio que duele más que los balazos. El cinismo político ha alcanzado niveles grotescos. Morena se vende como el partido del pueblo, pero cuando el pueblo grita por auxilio, sus alcaldes se esconden tras conferencias inútiles, discursos huecos y escoltas blindadas. Blanca Lilia Arrieta Pardo parece gobernar desde una burbuja, lejos del olor a sangre, del clamor de justicia y del terror nocturno que sufren sus gobernados. Los hechos en Álamo Temapache no pueden pasar como una nota roja más. Exigen una respuesta estatal y federal, exigen auditorías, intervención urgente, limpieza institucional y sobre todo, exigencia ciudadana.
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