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XALAPA.- El periodista veracruzano, Édgar Ávila Pérez, impactó positivamente a los lectores con su nuevo libro: Pequeñas quimeras II, crónicas y entrevistas periodísticas (AguArena, 2022), un viaje de ida y vuelta a personas, historias, oficios, lugares, olores y formas de un país sorprendente como México. Los 36 relatos que muestra el texto revelan que la historia no la hacen sólo aquellos que están en el poder o quienes logran los grandes inventos que revolucionan la ciencia o las artes, sino que también se conforma por la microhistoria que se crea y transcurre en las pequeñas ciudades, municipios, rancherías y patios de vecindad, o en una jarana, un nopal o el rincón de un fogón. En Pequeñas quimeras II, bajo el sello de la editorial AguArena de Don Ruben Pabello Rojas, Édgar Ávila cuenta una serie de aventuras preparadas para la agencia española Efe, El Universal México e Identidad Veracruz, que fueron reproducidas en países de Europa, Norteamérica y Latinoamérica. En ellas, el autor realiza un viaje por distintas partes de México, como Chiahuahua, Queretaro, Puebla, Nayarit y Veracruz. De la entidad, las historias narran viajes al fraccionamiento El Fovisste, en Xalapa, para ver el nacimiento de Los Aguas Aguas; a los escenarios del teatro de la mano de Abrahan Oceransky, y a las entrañas de la cocina de Raquel Torres. Al respecto, el propio autor afirma que el trabajo periodístico, “aquel en el que nos es permitido, a quienes lo practicamos, es entrar en un campo casi imaginario, que da cuenta de personas, historias, oficios, lugares, olores y formas que son, prácticamente, una quimera”. Es así que ese campo casi imaginario traslada al lector a la vida de Estela Lucía, la mujer con alma africana; a la pasión del Carlos Converso, el poeta titiritero contador de historias; a la dedidación de Tacho Utrera, un hombre con estirpe de laudero; o revela la sensibilidad de Mateo, el niño pianista que viaja del silencio a la pasión, y la historia de Melchor Peredo, el sobreviviente del muralismo. “Con esta serie de Pequeñas quimeras quiero dejar constancia de que no todas las quimeras son monstruosas ni vomitan fuego, sino que las quimeras, producto de nuestra imaginación, también las podemos hacer reales, también son reales, están ahí y nos ofrecen un mundo mejor”, explicó el reconocido periodista. También narra que las historias “vienen de nuestra innovación y nuestra tradición”, como Alexandra Monhnhaupt –corredora de autos-, y Raquel Torres –una de las cocineras más prestigiadas del país–, las dos mujeres con quienes abre el texto. Refiere que el azar permitió que fuera así, pues las historias están organizadas de manera cronológica y se cita al final de cada una la fecha en que fueron realizadas para que el lector considere la referencia temporal a la que se alude. Pequeñas quimeras II cierra con tres casos que unen lo más tradicional de nuestras culturas y los nuevos caminos de los jóvenes: la danza afrocubana, de Estela Luico; el teatro de títeres, de Carlos Converso, y el Muay Thai femenil, de Karla Almaguer.
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