Revela Orfis 30 observaciones en cuenta pública 2024 en el Ayuntamiento de Yecuatla por 74 millones 809 mil 351 pesos MEMORANDUM 1.- El Ayuntamiento de Yecuatla, con un ingreso anual reportado de 74 millones 809 mil 351 pesos, enfrenta serias observaciones por parte del Órgano de Fiscalización Superior del Estado (ORFIS). Tan solo en la Cuenta Pública 2024, se detectaron 30 irregularidades, que incluyen 16 financieras, 4 técnicas y 10 de disciplina financiera, poniendo en tela de juicio la transparencia y eficacia de la gestión municipal. Entre las observaciones más relevantes se encuentra la falta de registro contable de donativos y apoyos en especie otorgados por el DIF municipal, bajo la referencia FM-197/2024/002 ADM, lo que evidencia un manejo administrativo deficiente en recursos destinados a programas sociales. De igual forma, se documentó que erogaciones por arrendamientos y adquisiciones de bienes no contaron con evidencia de licitación simplificada (FM-197/2024/010 ADM), incluyendo materiales de ferretería, equipo eléctrico y electrónico, luminarias, equipo de cómputo, arrendamiento de transporte y maquinaria. El ORFIS advirtió que la administración municipal no presentó la documentación necesaria para justificar los gastos, por lo que las observaciones se mantienen vigentes, y se ordenó al Titular del Órgano Interno de Control dar seguimiento exhaustivo a estas irregularidades. Pero los hallazgos no solo abarcan el área financiera. En el ámbito de obras públicas, se detectaron irregularidades graves, de 20 obras revisadas, 13 están terminadas y operando, mientras que 7 presentan incumplimiento en su ejecución, impidiendo que cumplan con su objetivo principal: beneficiar a la población de manera eficiente, entre ellas destacan proyectos de rehabilitación de caminos rurales, como la obra 2024301970120, en Cruz del Porvenir, y la 2024301970007, que abarca la localidad de Desviación Nueva Reforma–Progreso de Juárez, donde los trabajos quedaron incompletos y se identificó deficiente supervisión. Estas irregularidades reflejan una falla sistémica en la planificación, ejecución y supervisión de recursos públicos, así como un riesgo para la eficiencia de los servicios que dependen de estas obras. Expertos en fiscalización señalaron que la ausencia de evidencia documental y el incumplimiento en obras públicas afectan directamente a los ciudadanos, quienes deberían ser los beneficiarios de cada peso invertido. Ante este escenario, el ORFIS mantiene la obligación de dar seguimiento a cada hallazgo y se espera que el órgano de control interno del municipio actúe con celeridad para aclarar los señalamientos, garantizar la transparencia y prevenir un posible daño patrimonial mayor. La situación deja un mensaje claro: a pesar de los ingresos millonarios del municipio, la falta de control, supervisión y documentación pone en riesgo la credibilidad de la administración, así como la correcta aplicación de recursos públicos que deberían mejorar la infraestructura y la vida de los yecuatlenses. Este informe oficial fue dado a conocer en base a la publicación oficial en la cuenta, la cual es pública y puede ser consultada por la ciudadanía.
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Familias que perdieron todo narran devastación provocada por desbordamiento del río Cazones, en Poza Rica MEMORANDUM 2.- Sobrevivientes de Las Granjas, una de las colonias más golpeadas por la repentina crecida del río Cazones, que la madrugada del viernes 10 de octubre desbordó con furia en Poza Rica, señalaron que varias casas fueron arrancadas desde sus cimientos. El nivel del agua alcanzó casi nueve metros en las zonas más bajas, afirmaron. La corriente arrasó viviendas, vehículos y vidas en cuestión de minutos. La oscuridad, la lluvia y la confusión impidieron a muchas familias reaccionar a tiempo. Algunos lograron huir con lo puesto; otros no sobrevivieron. En Las Granjas parte alta, donde había más de 150 viviendas, hoy sólo quedan escombros. Pedazos de concreto sobresalen entre el lodazal. Árboles caídos, ramas, basura y autos volcados forman un paisaje desolador. Las calles Pozo 174 y Manuel Capetillo, por citar algunas, ya no se parecen a lo que eran: el agua bajó, pero dejó un silencio espeso y ruinas. Vecinos de la colonia Morelos y de Las Granjas regresaron al amanecer para ver lo que quedó de sus hogares. Encontraron techos colapsados, colchones cubiertos de lodo y paredes agrietadas. También constataron la ausencia de autoridades. La ayuda llegó, pero no del gobierno, sino de otras familias solidarias de Poza Rica y municipios cercanos. “Pasamos dos noches sentados. No tenemos ni dónde acostarnos”, cuenta una mujer mientras muestra lo que antes era su sala. Hay desaparecidos, muertos y un dolor que se repite en cada testimonio. “Mi casa fue tapada, me reventó ventanas, las puertas están tiradas, mi carro apareció en el patio de la vecina. Es pérdida total”, afirmó Ángel Salvador Leiva, vecino de Las Granjas. “Lo principal es que tenemos vida. Con la bendición de Dios vamos a salir adelante”, sostuvo. Hasta el sábado 11 de octubre por la tarde no había cifras oficiales sobre personas fallecidas. De animales, los vecinos estiman que son cientos. Dos casas de madera con techos de zinc fueron arrasadas por completo. “No quedó nada. A la vecina sólo le quedó la caja de su camioneta”, dice Leiva. Los damnificados coinciden: no ha llegado ayuda gubernamental. “Sólo unos policías vinieron a ver si había difuntos, pero no para apoyar”, lamentó Leiva. En contraste, jóvenes y familias organizadas han llevado comida, agua, ropa y medicamentos. “Gracias a la gente que ha venido a dejarnos café y comida, porque del gobierno no hemos recibido nada”, asegura otro afectado. La mayoría se refugia en casas de familiares o en albergues improvisados. Regresan cada día entre el lodo para rescatar lo poco que quedó y evitar robos. “Se están rapiñando todo. Nosotros no sacamos nada, y lo poquito que queda se lo están llevando”, denunció otro vecino. El sentimiento común es de abandono. Algunos recuerdan el desastre de 1999 y repiten resignados: “Veintiséis años después, vuelve a pasar. Pero ya sabemos que cuando el río crece, lo primero es salir vivos”, dicen mientras observan la destrucción que dejó el caudal del Cazones.
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Desbordamiento del río Pantepec dejó a Álamo bajo el agua, sin luz, ni teléfono, y miles de damnificados MEMORANDUM 3.- Desde la madrugada del pasado viernes 10 de octubre, los habitantes de Álamo viven sin luz, sin señal telefónica y rodeados de lodo, luego de que el río Pantepec se desbordara y arrasara con todo a su paso. Las lluvias comenzaron el jueves 9 de octubre, pero fue durante las primeras horas del viernes cuando el desastre alcanzó su punto más crítico. En cuestión de minutos, el nivel del agua subió más de seis metros, cubriendo calles, viviendas y negocios. Los muebles flotaron junto con ramas y escombros, mientras los vehículos eran arrastrados por la corriente. “Todo se perdió, no pudimos salvar nada”, afirman los vecinos de colonias como Santa Cruz, Pantepec y el centro de la ciudad, donde las huellas del agua se marcan en las paredes casi hasta el techo. El número de damnificados se cuenta por miles. Los mismos vecinos estiman que más de 50 colonias y alrededor de 120 comunidades rurales resultaron afectadas por el desbordamiento. En muchas zonas, los caminos quedaron destruidos y los postes eléctricos colapsaron, dejando cables tendidos entre el lodo y los escombros. Desde hace más de 48 horas no hay energía eléctrica ni señal de celular. Las familias intentan comunicarse con sus parientes fuera del municipio, pero la incomunicación persiste. A pesar de la magnitud del desastre, los pobladores señalan que, hasta el momento, no se reportan personas fallecidas. Durante las horas más críticas, fueron los propios jóvenes y vecinos quienes, con lanchas improvisadas y cuerdas, se organizaron para rescatar a quienes quedaron atrapados en sus casas. “La corriente se llevó todo, pero no la esperanza”, dice uno de los rescatistas improvisados. La ayuda oficial comenzó a llegar con retraso, aunque desde distintas partes del estado surgieron muestras de solidaridad: grupos ciudadanos y asociaciones civiles recolectan víveres, ropa y agua potable para los damnificados. Hoy, Álamo Temapache intenta levantarse del desastre. En cada esquina hay señales del impacto, pero también del esfuerzo de una población que resiste entre el lodo, el silencio y la oscuridad. Así las cosas.
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