Desde que el diputado local José Kirsch Sánchez promovió la llamada Ley AntiMemes, de inmediato se supo quién estaba detrás de esa barbaridad. Kirsch pidió modificar el artículo 196 del Código Penal para tipificar como delito el acoso cibernético, y para ello contó con la adhesión de las finísimas señoras legisladoras María Elisa Manterola, Miriam González Sheridan, María Josefina Gamboa y Eva Cadena.
La propuesta fue aprobada por las bancadas del PAN, PRI, Morena y PRD y el artículo 196 Bis quedó así: “Se impondrán de seis meses a dos años de prisión, y hasta cien días de trabajo a favor de la comunidad, a quien, utilizando cualquier medio de comunicación digital, difunda información lesiva o dolosa de otra persona, revelando, cediendo o transmitiendo una o más imágenes, grabaciones audiovisuales o textos, que dañen su reputación o su autoestima y le causen con ello afectación psicológica, familiar, laboral o en su entorno cotidiano”.
Una idea tan medieval y perversa jamás pudo salir de la mente de José Kirsch que de tan bueno y mediocre como es el pobrecito, dan hasta ganas de pedirle perdón.
Como era de esperarse, la modificación causó un revuelo de los mil diablos y propició que Miguel Ángel Yunes Linares anunciara su veto. Y quien no lo conoce se la creyó.
La idea fue del propio gobernador, de él fue la mano que meció la cuna. Pero el origen de esta idea no es nuevo; al menos tiene 25 años.
En los primeros meses de 1993, cuando la calentura de los aspirantes a suceder a Carlos Salinas elevaba el termómetro político, al entonces regente del DF Manuel Camacho Solís, le dio por crear conflictos en la ciudad, dejar que crecieran, y después se ofrecía como mediador para solucionarlos. Al día siguiente las ocho columnas eran para él y los analistas políticos (debidamente billeteados), lo presentaban como el salvador de la bronca.
Ese método lo utilizó Fidel Herrera en Veracruz en incontables ocasiones y su archienemigo Miguel Ángel Yunes se lo copió. La diferencia es que al de Nopaltepec se la creían y al de Soledad de Doblado no.
El objetivo de Camacho Solís era apantallar al presidente para que lo nombrara su sucesor; el de Fidel era el mismo: apantallar al PRI nacional para que lo nombrara candidato a la presidencia, pero a ninguno de los dos se les hizo.
¿Cuál es el objetivo de Miguel Ángel con esta caja china? Tratar de elevar aunque sea tantito así su devaluada popularidad, desviar la atención de la violencia incontrolable y sobre todo, tratar de tapar el primer hoyo de corrupción en su gobierno. Y es que el Orfis le descubrió un faltante de más de 330 millones de pesos en la Cuenta Pública de 2017.
Por esto y no porque le importe la libertad de expresión, es que armó su teatrito en el que los más afectados fueron su leguleyo José Kirsch y sus aliadas María Elisa, María Josefina, Miriam Judith y Eva, finísimas personas, insisto. Y ejemplos de honradez acrisolada. (Oh sí, cómo no).
Vaya que don Pepe ha sido memeado y ellas memeadas en las redes por aquellos a los que querían entambar.
¿Qué sigue?
Para Miguel Ángel sigue una bronca mayúscula por los casos de corrupción que se le vienen encima.
Para José Kirsch, Eva Cadena y Miriam Judith, lo que sigue es el olvido. María Josefina seguirá disfrutando del presupuesto como diputada reelecta y María Elisa Manterola quizá tenga líos gordos con la justicia por ene cantidad de irregularidades cometidas en su desempeño como legisladora.
¿Qué va a pasar con la Ley AntiMemes? Que si no la echa para abajo Yunes con su veto, lo hará su sucesor Cuitláhuac García con el apoyo de la mayoría del Congreso que será de Morena y con el aplauso total de la raza jarocha. bernardogup@hotmail.com |
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