En este mundo que hemos construido -destruido, mejor dicho- en el que, si un mosquito te anda rondando, más vale que te comportes, pues la gente actúa de manera distinta cuando está sola, que cuando no lo está...
Porque el mosquito puede ser un espía chino; dónde han construido un dron del tamaño de un mosquito especial para espionaje...
Pero en este avanzado mundo, todavía hay quienes no entienden -la inmensa mayoría- que Las Leyes del Universo, nadie puede violarlas. Entre ellas, quizá sea la más importante, la Ley del Equilibrio que, dicho en coloquiales palabras, hace que, en esta vida, todo lo que hagas, se te regresará. De no cumplirse de una u otra forma, sobreviene el caos...
Y si no quieres irte a retorcer al mismísimo fuego eterno, donde seguramente encontrarás muchas caras conocidas, sigue la regla de oro: No hagas, lo que no quieres que te hagan; y estarás del otro lado...
Y lo traigo a cuento, porque por ignorancia, o por bajeza de espíritu, es decir, sabiendo perfectamente lo que hacían. A cierta persona, cuyo nombre omito, le diagnosticaron cáncer...
Para evitar que proliferara, los médicos decidieron operarlo. Y eligieron un pomadoso hospital, tan avanzado, que a los que ahí llegan, les checan todo, empezando por la tarjeta de crédito -hasta que le encuentran algo- si no tienes dinero, te puedes morir en la puerta, que nadie te echará ni una mirada. Porque al cliente, perdón, al paciente, que por ahí cae, lo limpian...
Que fue lo que le sucedió a este incauto, que encima que le hicieron una operación horrible, lo mandaron a su casa, con una medicina que le costó $100, 000.00 pesos.
¡¡CIEN MIL PESOS!!
Lo de la intervención quirúrgica, puede discutirse; tal vez era conveniente. Y si había alternativas, no era el hospital, ni los médicos, los que debían buscarlas. Y finalmente hacen lo que les enseñan, lo que aprendieron...
Vale recordar las palabras del premio Nobel de Medicina 1993, Dr. Richard J. Roberts. Quien denunció que “los laboratorios hacen medicinas para vender, no para curar”...
Y el Nobel de Química 2009 Thomas Steitz, quien fue de la misma opinión, solo que haciendo referencia a los antibióticos...
Pero un medicamento de $100,000 pesos, aunque puedan pagarlo, es a todas luces injusto. Exageradamente injusto. Sabían que el enfermo podía pagarlo. Y el cobrar esa cantidad lo hace un acto consciente, pero de mala entraña...
Por lo que es de esperarse que lo que hicieron, se les regrese; y dónde más les duela. La salud no debe ser un negocio; y eso no se vale.
Cambiando de tema...
Desde siempre -y soy de la primera mitad del siglo pasado- he escuchado que la gente se ha quejado de la poca honestidad de los políticos...
Y si Miguel Alemán Valdez (1900 - 1983) por algún tiempo fue considerado el pillo más grande que había tenido nuestro vilipendiado México. ¡No hombre! Comparado con los de ahorita, se quedó chiquito...
Pero ya desde ese entonces se le pedía al Cosmos o a quien fuera, que llegara al poder uno distinto -por eso se lo pedían al Cosmos, de aquí estaba difícil- que fuera honrado, o siquiera medio honrado...
Hasta se aprobaba el que robaran, pero poquito, como el ex alcalde de Nayarit, Hilario Ramírez, conocido como “Layin”, quien, en un mitin, reconoció que sí había robado “¡pero poquito!...
Después, cuando se dio cuenta de lo que había dicho, en una entrevista quiso aclarar que había sido un chascarrillo. Pero chascarrillo o no, quedó para la historia...
El caso es que, desde ese entonces a la fecha, la voz del pueblo pedía que llegara un político honrado. Emulando a Diógenes de Sinope (412 – 323) quien llevaba de día encendida una lámpara con la que buscaba un hombre honesto...
Hasta que, por fin, de tanto y tanto, llegó lo que esperaban; y todos lo festejaron. Pero en el fondo, no querían un hombre honesto, querían uno que no se quedara con la mochada grande; sino que repartiera...
Pero como en la vida no se puede ser medio honesto -como tampoco puede haber un medio embarazo. Hay cosas que no admiten medias tintas- la honestidad que tanto pedían, y que al principio abiertamente celebraron su llegada en la persona de Ricardo Ahued; ahora les estorba...
Y lo atacan abiertamente en sus columnas, dejando claro y evidente, que hay mucha diferencia entre los periodistas y los periodi$ta$.
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.
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