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XALAPA.- El abasto de medicamentos es una demanda ciudadana que “todavía no cumplimos al 100 por ciento, aunque estamos mejor porque se ha comprado casi todo. Hace un año estábamos ciegos”, sin información sobre cuántas medicinas había ni cuáles se entregaban a los pacientes atendidos en el IMSS-Bienestar, reconoce el subsecretario de Integración Sectorial y Coordinación de Servicios de Atención Médica de la Secretaría de Salud (Ssa), Eduardo Clark. Durante 2025 “hemos puesto parches para resolver lo urgente”; al mismo tiempo, explica, se avanzó en el diseño e instalación de la Plataforma Nacional de Abasto, la cual se basa en el sistema informático del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Agrega que dicho sistema mejorará con herramientas tecnológicas que permitan tener un ecosistema integral que va desde las adquisiciones, solicitudes, entregas y recetas surtidas. En entrevista, el funcionario recuerda que su participación en la compra de medicinas, material de curación y auxiliares de diagnóstico llegó de sorpresa, y aunque se preparó para hacerle frente, hubo errores, de los cuales el peor fue no atender “con suficiente ímpetu” la planeación de las evaluaciones técnicas de Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex) sobre las propuestas de los proveedores. Esa falta de atención en la primera compra consolidada dio pie a graves fallas técnicas y “de otro tipo”, con resultados “que no tenían sentido”. A la postre, provocó que la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno (SABG) anulara la totalidad de la compra. “Fue el aprendizaje más duro”, admite Clark. A un año de distancia de esa experiencia, Clark comenta lo que viene para la siguiente compra y las nuevas sanciones para proveedores que incumplan los contratos ¿En sus planes no estaba realizar las compras de medicinas?, se le cuestionó. “Entramos un poco de golpe al quite. Había mucho trabajo y muy poco tiempo. La compra es un proceso muy sensible. Hemos comprado más de 328 mil millones de pesos y lo más complejo está en IMSS-Bienestar. Es el reto más grande del sector”. Aparte de la anulación de la primera compra consolidada, ¿qué ha sido lo más difícil en su experiencia? “La frustración de no avanzar tan rápido como nos gustaría. Es una demanda ciudadana que no hemos cumplido al 100 por ciento, aunque estamos mejor. Hay más visibilidad, planeación y medición. El desafío ha sido IMSS-Bienestar porque cada entidad arrastraba una demanda histórica de compras con variaciones de hasta 10 veces en las cantidades que adquirían cada una”.
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