| Lilia Carrillo regresa al museo de Bellas Artes después de 50 años. | ||||||
| Sin embargo, a raíz de su prematura muerte, a los 43 años, aunque se le recuerda, el conjunto de su producción ha quedado un poco en el olvido. | ||||||
| Domingo 14 de Diciembre de 2025 | ||||||
| Por: La Jornada | ||||||
Sin embargo, a raíz de su prematura muerte, a los 43 años, aunque se le recuerda, el conjunto de su producción ha quedado un poco en el olvido. “Es un fenómeno raro. No sabría exactamente cuáles fueron las razones”, expresa Daniel Garza Usabiaga, curador de Lilia Carrillo. Todo es sugerente, exposición de más de 100 piezas, montada en el Museo del Palacio de Bellas Artes, con la que la artista regresa al recinto después de más de cinco décadas. Además, muestra sus facetas poco divulgadas de ilustradora, escenógrafa y diseñadora de vestuario para el teatro de vanguardia. En los años 90 del siglo pasado, el Museo de Arte Contemporáneo en Monterrey le organizó una exposición. En 1993, el poeta y ensayista Jaime Moreno Villarreal publicó el libro Lilia Carrillo: La constelación secreta, que fue un éxito comercial, pero no se reditó, anota Garza Usabiaga, quien también atribuye ese olvido a “la poca visibilidad de las mujeres en los circuitos institucionales durante la segunda mitad del siglo XX, y hasta recientemente. “Porque cuando uno las empieza a contabilizar en esta vena de la pintura o la escultura, se da uno cuenta de que son varias artistas; sin embargo, la mayoría bastante olvidadas hasta hace poco, que se ha empezado a revisar su trabajo.” Nacida en la Ciudad de México, Carrillo estudió pintura, primero, con Manuel Rodríguez Lozano, quien era amigo de su madre, y después en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, de donde se graduó en 1951. Dos años después se instaló en París con el escritor Ricardo Guerra, su primer marido. En esta ciudad tuvo su primera exhibición individual en la Casa de México. Regresó a este país en 1956. Carrillo se inició como pintora figurativa según constata el primer núcleo temático, Del realismo a la abstracción. En cuanto entró al terreno de lo abstracto, fue fiel a su propuesta plástica, “contrario a artistas como Manuel Felguérez –su segundo esposo– o Kaszuya Sukai, que de lo gestual se fueron a lo geométrico. Lilia siempre fue pintora gestual, abstracta, lírica, informalista, como se le quiera llamar”, señala el curador. Es una abstracción gestual que incorpora un collage muy rico que no sólo echa mano de medios impresos, sino también de objetos como pedazos de tela. En sus últimos cuadros los recortes no son tan aparentes; sin embargo, están entre la materialidad de la pintura. Otro factor que no ha ayudado en la difusión del trabajo de Carrillo es que hay poca obra suya en las colecciones públicas. “Todo el mundo la conoce por las cinco o seis pinturas que hay en la colección del Museo de Arte Moderno (MAM) y una perteneciente al Museo Tamayo. Cuando trabajé en el primero, pude ver sus pinturas con detenimiento; sin embargo, me hizo preguntar dónde estaba el resto de su producción”. Gracias a su investigación, también en archivos personales, Garza Usabiaga pudo “reconstruir una historia que pocas veces había sido contada, tratar también de encontrar las obras y más o menos darles orden. Fue todo un descubrimiento que me hizo percatarme de que Lilia era una artista mucho más multifacética de lo que pensaba”. Respecto del mural que Carrillo pintó para Osaka, incluido en la exposición, aunque “su solución formal puede evocar polución ambiental, esmog, también deja entrever formas sugerentes que algunos críticos han vinculado con la violencia del Estado que se dio durante esos años en algunos centros urbanos del país, principalmente, en la Ciudad de México en 1968 con los despliegues armados en espacios como Ciudad Universitaria y la Plaza de las Tres Culturas”, se lee en la cédula de sala. La muestra comprende también Mural efímero (1968), cortometraje de poco más de nueve minutos, realizado por Raúl Kamffer, en Ciudad Universitaria. Aunque Carrillo no sale en el filme, participó en la realización del mural. La artista también fue cofundadora del Salón Independiente junto con Felguérez, Vicente Rojo y Roger von Gunten, entre otros. “Además de artista, Lilia se involucraba con los problemas de su época, como una activista”, asegura el curador. Para Garza Usabiaga la exposición es una “introducción para las nuevas generaciones a la obra de una artista que ha sido olvidada por tantos años”. Aunque cubre todas sus facetas, “aún hay asignaturas pendientes para que futuros investigadores se adentren en los respectivos campos en que trabajó, y “quizá alguien la ponga en su justa dimensión como artista internacional”. –¿Cómo era Lilia Carrillo? –Al investigar y platicar con personas que la conocieron y fueron amigos, la describen como muy inteligente, intelectual, reflexiva, con un temperamento más bien meditativo y taciturno. La exposición Lilia Carrillo: Todo es sugerente permanecerá en el Museo del Palacio de Bellas Artes hasta el 8 de febrero de 2026. |
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