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XALAPA.- Pocos saben, que gran parte de las personas que aspiraron a ingresar a la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), en su amanecer, fueron espiadas por el Gobierno federal, de acuerdo a documentos desclasificados de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), extinta agencia de inteligencia del Estado mexicano, que lo mismo boletinaba a comunistas y campesinos, que a narcotraficantes y políticos opositores. Dicha vigilancia gubernamental no sólo se hizo contra los líderes estudiantiles, ni maestros ni directivos de la naciente universidad, sino también que se les abrió expedientes a estudiantes sólo por el hecho de solicitar su ingreso a la misma. Es decir, bastaba con querer ser alumno de la casa de estudios, para que el Gobierno federal te abriera un expediente. Tal es el caso de un joven llamado Raúl Rodolfo Huerta Jurado, de 23 años, que era cajero de profesión, a quien la DFS le abrió un expediente el 16 de enero de 1975, con el número 11-4-75, únicamente por querer ingresar a la UAM. Otros de los aspirantes espiados, entre los años de 1974 y 1975, sólo por querer ingresar a la UAM, fueron, por ejemplo, Ruperto Mazón Ramírez, César Palomares Mendívil, Alberto Castillo Rodríguez, entre muchos otros, según documentos desclasificados en poder del Archivo General de la Nación. Y como esos casos, hay cientos de personas, tanto alumnos, aspirantes, líderes sindicales, docentes y directivos, que, en los primeros años de la universidad, sufrieron de la vigilancia de la DFS, dependencia adscrita a la Segob, que fue desaparecida para crear, posteriormente, el Cisen y luego su encarnación actual, el Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Durante décadas, la DFS espió a comunistas, dirigentes sociales, funcionarios de Gobierno, panistas, sinarquistas y opositores, así como grupos criminales, narcos, nazis, maestros y estudiantes: incluso la actual presidenta, Claudia Sheinbaum, fue espiada desde que era una niña, debido al activismo de su madre, la científica Annie Pardo Cemo.
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