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XALAPA.- La enfermedad renal no filiada, es decir que no se encuentra una causa que la provoque, desgraciadamente es una situación que se vive en todo el mundo, indica la doctora Lorena Noriega Salas, Cirujana Trasplantóloga adscrita a la Unidad de Trasplantes, de la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE), del Centro Médico Nacional “La Raza” del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). En entrevista con Crónica, la especialista resalta que estos casos, de manera desafortunada se registra en población joven, quienes cursan la enfermedad asintomáticos. “Es muy común que tengamos pacientes con enfermedad renal que son asintomáticos. Son pacientes muy jóvenes en quienes el cuerpo tiene la capacidad de compensar toda la sintomatología, por lo que, generalmente cuando llegan a atención médica es porque presentan una urgencia de diálisis o hemodiálisis, y es hasta entonces cuando se dan cuenta que tienen la enfermedad renal”, explica. En este sentido, añade, fue el caso de Lorena Romano Jaimes, paciente de 37 años quien fue diagnosticada con daño renal etapa 5 y hace dos semanas, fue sometida a trasplante renal de donador vivo, la mamá de la paciente. La doctora especialista resalta que su paciente Romano Jaimes, diagnosticada con enfermedad renal etapa 5, inició tratamiento con diálisis peritoneal y después enviada al protocolo de trasplante para hacer diversos estudios (para descartar infecciones y valorar la función cardiaca), y saber si el paciente es apto para el procedimiento. Consultada respecto a los beneficios de este tipo de trasplantes de órganos tan fundamentales para el organismo, como el riñón, la doctora Noriega Salas advierte que cuando se trata de un donador vivo se reducen los tiempos de espera, ya que, la lista de espera en el país es muy larga, alrededor de 10 años, mientras llega el órgano. Además, para las personas que están con terapia de sustitución de la función renal como diálisis o hemodiálisis, el problema es que desgraciadamente el cuerpo se va desgastando, hay una disminución de la función cardíaca, hay un mayor riesgo de fracturas y la calidad de vida no es la misma. Al depender de terapias como diálisis o hemodiálisis, abunda, es que la sobrevida para estos pacientes es menor, “entonces recibir un trasplante les da una oportunidad de vida y de salud casi igual a la que tenían antes de trasplantarse”. La única diferencia es que a partir de contar con un nuevo órgano, recuerda, el paciente deberá medicamentos (inmunosupresores que le ayuden a evitar el rechazo del cuerpo al nuevo órgano”, pero esto cada vez irá siendo menor además de que los pacientes se vuelven muy disciplinados. Ante este panorama, la doctora Lorena Noriega enfatiza que la cultura de donación de órganos en el país se ha incrementado, cada vez hay una mayor aceptación, aunque, todavía falta mucho, debido a que cada vez hay más pacientes en lista de espera, entonces puede que haya más donaciones, pero también se está incrementando el número de pacientes que están en espera de un órgano como el riñón. “Que no nos asuste este tema de la donación de órganos, es muy importante recordar que la donación salva vidas y quien recibe un riñón, un hígado, un corazón tiene una nueva oportunidad de vida, además de que es un procedimiento que siempre se realiza con los más altos estándares de calidad y con todo el respeto a la familia y a los donadores”, destaca. Al respecto subrayó que trasplantes que se realizan en la Unidad de Trasplantes, de la UMAE de La Raza son entre dos y tres por semana, pero procedimientos de desensibilización como en el caso de Lorena, son menos frecuentes, pero con un histórico de unos 70 casos similares.
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