|
Foto:
.
|
XALAPA.- Detrás del discurso populista hay una élite en el poder con ingresos y bienes que “avergüenzan” al partido que pretende representar a los desfavorecidos, consideró el diario The New York Times en un artículo reciente publicado el pasado 4 de octubre, titulado “An Embarrassment of Riches for Mexico’s Party of the Poor”, donde analiza con dureza la paradoja que enfrenta el partido Morena, autoproclamado “el partido de los pobres”, al revelar que sus funcionarios ocupan propiedades de lujo, colecciones de arte y estilos de vida que colisionan con su discurso de austeridad y equidad social. Y es que, en México, este tipo de cuestionamientos tienen un peso político significativo en un entorno donde las desigualdades sociales y la percepción de corrupción persisten como desafíos centrales. Según The New York Times, algunas de las revelaciones más destacadas incluyen a funcionarios y exfuncionarios cercanos al partido han declarado o poseído inmuebles, terrenos o colecciones artísticas cuyo valor excede lo que su cargo público justificaría. Además de que las declaraciones patrimoniales muestran discrepancias entre su capacidad oficial y sus posesiones privadas, lo que ante la vista del medio extranjero se convierte en una suerte de “exhibición incómoda” de riqueza. El contraste entre la retórica de austeridad (una de las banderas de Morena) y el estilo de vida ostentoso de ciertos miembros alimenta la narrativa de que la “cuarta transformación” no ha erradicado por completo las viejas prácticas de los políticos tradicionales. El NYT sugiere que este desfase no es solo simbólico sino estructural: cuando el discurso de austeridad convive con el enriquecimiento de élites emergentes, la credibilidad política peligra. El diario recuerda que desde su campaña presidencial, Andrés Manuel López Obrador promovió la idea de que el poder público debe reducir gastos superfluos, limitar privilegios y equiparar al funcionario con el ciudadano promedio. El proyecto de la “Cuarta Transformación” (4T) se reproduce en ese ideal de reducción de desigualdades simbólicas y materiales en la estructura del Estado. Sin embargo, cuando figuras plenamente identificadas con Morena muestran propiedades lujosas u obras de arte costosas, ese discurso entra en tensión. Los adversarios lo presentan como hipocresía o doble moral. Por lo anterior, sociedad civil y medios independientes esperan que estos casos no queden impunes y exigen transparencia efectiva, auditorías, seguimiento judicial y sanciones cuando correspondan.
|