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Xalapa, Ver.- En medio del escandalo en Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex) por el desfalco de cerca de 15 mil millones de pesos, en octubre de 2024 Ignacio Ovalle, dejó la titularidad del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (Inafed), órgano desconcentrado de la Secretaría de Gobernación (Segob) y desapareció. Cabe señalar que en abril de 2022 Ovalle también había dejado Segalmex, tras las denuncias por desfalco que fueron presentadas por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) y fue enviado al Inafed, ya que contaba con el total respaldo del entonces Presidente Andrés Manuel López Obrador. Cabe señalar que Ignacio Ovalle se convirtió en padrino y mentor del político de Macuspana. Ovalle es más que un veterano de la política, es un auténtico viejo lobo de mar, que con altibajos, supo mantenerse en la vida pública en distintos regímenes, desde el todopoderoso PRI de los años 70, hasta el albor de la autodenominada Cuarta Transformación en el nuevo milenio: fue secretario particular del presidente Luis Echeverría, director del Instituto Nacional Indigenista (INI), donde fue el jefe de un joven López Obrador, así como coordinador del Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Marginadas (COPLAMAR). Su currículum es muy amplio: De 1983-1987 fue embajador de México en Argentina, nación al que lo fue a visitar el tabasqueño junto a su entonces esposa, Rocío Betrán, en un viaje poco conocido de quien fuera, tres décadas después, presidente de la República. Y más tarde, Ovalle se desempeñó como embajador en Cuba antes de servir como titular de la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo) durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. Posteriormente fue diputado federal en la LVI Legislatura, de 1994 a 1997, y después se mantuvo largo tiempo fuera del gobierno para dedicarse a actividades privadas y al sector no gubernamental… hasta que su antiguo pupilo, el líder de Morena y mandatario federal electo en 2018, lo rescató. La relación de Ovalle con López Obrador se remonta a los primeros años de la carrera política de AMLO: uno de los momentos clave fue en 1977, cuando López Obrador era director del Instituto Indigenista en Tabasco, y Ovalle era su superior en el Instituto Nacional Indigenista, de acuerdo al libro Licencia para robar: Segalmex: el hoyo negro que devoró a la 4T, de los periodistas Zedryk Raziel y Georgina Zerega. A partir de esa relación inicial, se le atribuye a Ovalle el haber orientado, apoyado o abierto puertas para AMLO en distintas etapas de su vida política, como cuando el tabasqueño buscaba puestos dentro del gobierno o conexiones con otros actores políticos que serían importantes para su trayectoria. Ovalle no sólo le consiguió un trabajo en el Instituto Nacional del Consumidor, bajo las órdenes de Clara Jusidman, sino que además fue su interlocutor entre él y Salinas de Gortari, cuando planeaba renunciar al PRI y postularse para gobernador de Tabasco en el movimiento de Cuauhtémoc Cárdenas. Era tanta la confianza y el cariño de López Obrador con Ovalle, que el tabasqueño lo fue a visitar a Argentina en 1984, tras haber renunciado a la presidencia del PRI en Tabasco, para agradecerle el trabajo que le consiguió en el referido Instituto, que actualmente es la Procuraduría Federal del Consumidor, mejor conocida como Profeco. Tras el triunfo arrollador de López Obrador en 2018, donde consiguió 30 millones de sufragios, Ovalle, que había padecido una larga temporada de vacas flacas, por fin volvió a ver la luz del presupuesto federal: su antiguo pupilo lo puso al frente de un nuevo organismo, creado para combatir la pobreza alimentaria de México y al mismo tiempo apoyar a productores nacionales, Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex). Inmediatamente, Ovalle se puso en contacto con su clan, es decir, sus amigos de toda la vida, desde la infancia, que lo habían apoyado en distintos momentos de su carrera: Manuel Lozano, actualmente detenido en Argentina, y René Gavira, que es sobrino de Federico Segreste, amigo inseparable de Ovalle en su juventud. Tanto Lozano como Gavira, ambos funcionarios del obradorismo detenidos en el extranjero, el primero en Argentina, el segundo en Estados Unidos, fueron figuras clave en el caso de corrupción de Segalmex, el cual fue de más de 15 mil millones de pesos. Hasta el día de hoy, por el multimillonario desfalco a Segalmex hay 26 personas vinculadas a proceso penal, entre ellos nueve servidores públicos, pero ningún proceso penal en contra de Ovalle Fernández. En múltiples ocasiones, López Obrador salió en defensa de Ovalle, pues afirmó que había sido “engañado” por un grupo de priistas de “malas mañas” acostumbrados a robar.
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