Familiares de víctimas de la explosión de pipa mantienen la esperanza. | ||||||
Manuel Pérez, de 29 años, narró cómo la tarde del miércoles, desde el teléfono de su madre, un hombre les llamó para avisarles lo ocurrido y les pidió que acudieran al Hospital General de Iztapalapa, donde la habían trasladado. | ||||||
Sábado 13 de Septiembre de 2025 | ||||||
Por: La Jornada | ||||||
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Manuel Pérez, de 29 años, narró cómo la tarde del miércoles, desde el teléfono de su madre, un hombre les llamó para avisarles lo ocurrido y les pidió que acudieran al Hospital General de Iztapalapa, donde la habían trasladado. María Jaurrieta, de 59 años, sufrió quemaduras en 80 por ciento del cuerpo; pese a eso, logró bajar de la unidad del transporte público y caminar varios metros en busca de ayuda. Tras la atención inicial, fue trasladada al Rubén Leñero, donde convalece por las quemaduras y afecciones en el corazón y vías respiratorias. María es ama de casa y tenía la costumbre de visitar a su hija en la alcaldía Iztapalapa. El miércoles regresaba a su casa en el municipio de San Vicente Chicoloapan, estado de México, cuando ocurrió la explosión. A unos metros de él, don Apolonio espera informes sobre la salud de su hijo Juan Carlos y de su nieto Juan Ángel, quienes regresaban de la Central de Abasto con la frutas y verduras que venden en Texcoco, ya que ambos son comerciantes. Juan Carlos es padre de dos varones y una pequeña; el mayor, de 18 años, lo acompañaba para llevar los perecederos, pues desde hace tiempo atienden el negocio que le permite mantener a su familia. A diferencia de su padre, que tiene quemaduras en 80 por ciento del cuerpo y está inconsciente en terapia intensiva, Juan Ángel está estable y va sanando, pero dijo a su abuelo que recuerda cómo sentía que la pipa se les venía encima; don Apolonio suplicó: “sólo le pido a Dios que mis hijos sobrevivan”. Llevan insumos Por otra parte, el apoyo de la gente fluía ayer afuera del nosocomio, donde mujeres, niños y hombres por igual repartían agua embotellada, comida y cobijas. Hasta el Rubén Leñero, un grupo de mujeres acudió con gasas, vaselina, lidocaína en aerosol, guantes y cubrebocas con el fin de apoyar a los lesionados. Olga Baena, una de las promotoras, comentó que se hizo la colecta porque apoyar a las familias afectadas es una obligación tras la tragedia. |
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