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XALAPA.- Durante demasiado tiempo, México y Brasil se han dado la espalda. Mientras México miraba hacia arriba, hacia Estados Unidos y de rebote hacia Canadá, sus socios del T-MEC, Brasil miraba abajo, a Argentina y al resto de socios del Mercosur, y al oeste, a la lejana China. Sin embargo debido al regreso de Donald Trump, los dos grandes países latinoamericanos quieren corregir esta anomalía mediante una cumbre al más alto nivel. Para cambiar radicalmente de estrategia llegó el martes la mayor delegación brasileña de los últimos tiempos para impulsar durante tres días una alianza estratégica entre las dos mayores economías de la región, no con el ánimo de desafiar al convidado de piedra en la cumbre -Estados Unidos-, aunque sí para demostrar que los gobiernos progresistas de Claudia Sheinbaum y Lula da Silva sí apuestan por el multilateralismo, la cooperación y el comercio internacional con reglas justas. La delegación está encabezada por el vicepresidente de Brasil, Geraldo Alckmin (quien también ejerce como ministro de Industria y Comercio). Viajó acompañado de los ministros de Agricultura, Carlos Fávaro, y Planificación, Simone Tebet, así como con la viceministra de Exteriores, María Laura da Rocha, así como 150 directivos de diversas empresas y agencias estatales. “México es un socio importante de Brasil y esta visita será una oportunidad estratégica para profundizar el diálogo político y, sobre todo, para abrir nuevos frentes de comercio e inversiones”, declaró Alckmin antes de embarcar. Además de participar en foros del sector privado, la delegación brasileña tendrá sendas reuniones este miércoles con los secretarios mexicanos de Agricultura, Julio Berdegué Sacristán, y de Economía, Marcelo Ebrard, y con otras autoridades del Gobierno presidido por Sheinbaum. El propio Lula destacó la relevancia de esa misión comercial este mismo martes, en la apertura de una reunión con los miembros de su gabinete. “Será un viaje muy importante, después de los aranceles de Estados Unidos”, que permitirá “descubrir el verdadero potencial que existe entre México y Brasil”, lo que da una idea del interés del presidente brasileño en acercarse a México, no sólo para reforzar las relaciones bilaterales entre los dos mayores gobiernos progresistas de la región, sino para paliar el chantaje arancelario a su país (hasta la fecha el mayor del mundo, con un 50 por ciento). En el foro que se inauguró en la capital mexicana se reunieron unos 250 empresarios de ambos países y ambas delegaciones serán recibidas el jueves por Sheinbaum, quien ha coordinado esta visita junto con Lula. Como parte de la agenda de esa visita, los jefes de Estado propusieron iniciar negociaciones para ampliar el acuerdo comercial entre Brasil y México, con el objetivo de incrementar los flujos comerciales entre ambos países, especialmente en los sectores de la industria farmacéutica y agropecuaria, así como los del etanol, el biodiesel y el aeroespacial, entre otros.
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