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XALAPA.- En México, sectores del crimen organizado se han asociado con algunos grupos mineros transnacionales para obligar al desplazamiento forzado de personas que habitan en zonas susceptibles de extracción de recursos minerales, afirma, J. Jesús Lemus, en su libro, “La guerra del litio. Cómo la masacre LeBarón reveló la complicidad entre mineros, el narco y el estado mexicano para apoderarse de un metal”. El autor asegura que la posibilidad de explotar ese mineral en algunas zonas del país, como en Bavispe, Sonora, ha motivado la codicia de mineras y de grupos de la delincuencia organizada, que, dice están detrás del asesinato de nueve integrantes de la familia LeBarón. El libro editado por Grijalbo y que se encuentra ya en librerías del país, expone una radiografía de cómo es que en México está ligado el narcotráfico y la minería y que ello fomenta la violencia. La minería es uno de los factores que empujan el alza de la violencia Aquí hago una radiografía, tomando como pretexto el asesinato de integrantes de la familia LeBarón en Bavispe, Sonora, ocurrido en noviembre de 2019 y la demanda del litio que existe hoy en México. Lemus destaca que el punto medular del decreto del presidente Andrés Manuel López Obrador, dice que se nacionalizó el litio. En realidad, no se nacionalizó. Se creó una empresa mexicana para explotar el litio, pero en asociación con entes particulares o entes sociales. Señala que la relación de las mineras con los narcos ya viene desde hace varios años. Se da en la explotación del hierro, la plata, el oro, e todo. Los mineros están utilizando al narcotráfico como brazo armado, brazo ejecutor de su política de despoblamiento, que están desplazando a la población. La mejor forma de desplazar a la población es a través del miedo, de los asesinatos, de la presencia de la delincuencia, y eso es lo que se está dando. Cuestionado de ¿Por qué, en lugar de asociarse con delincuentes, mejor se ponen de acuerdo con las autoridades y hacen las cosas de manera legal? “Porque hacer las cosas de manera legal significa más pérdida de tiempo, tanto para los mineros como para las autoridades”, respondió. Hay que hacer una consulta, hay que convencer a la población. En México el movimiento antiminero es muy fuerte; está la prensa incómoda. O sea, significaría mucha participación social que las empresas no están dispuestas a perder ni el tiempo ni el recurso y el Estado mexicano también no quiere lidiar con esta especie de defensores del territorio. ¿Cuál es la evidencia de que hay una asociación entre la delincuencia y los mineros? “La evidencia está ahí, justamente en el asesinato de integrantes de la familia LeBarón. Ahí están evidencia en las carpetas de investigación que habla de asociación de grupos delictivos para causar ese asesinato en áreas que están siendo ambicionadas por empresas”, señala. La evidencia es más antigua, viene desde la asociación de la empresa Ternium, por ejemplo, con grupos de la delincuencia organizada de la familia Michoacana. Ternium, financió el surgimiento de grupos de autodefensa. Las tres señoras y los seis niños, pertenecen a la comunidad de La Morita. La Morita, igual que otras comunidades mormonas, tanto en Sonora como en Chihuahua, se encuentran asentadas en regiones que tienen altos contenidos de litio. Entonces, lo que fue el asesinato de las familias fue justamente para causar miedo a la comunidad La Morita que está asentada en una región que es alta en litio. En México hay cerca de 300 sitios de importancia minera para la explotación de litio y de esos el gobierno mexicano ha escondido la mayoría y solamente ha dejado expuestos 82 lugares. Uno de esos es lo que comprende la Reserva Nacional del Litio en el sur de Bavispe, Sonora que es lo que decretó supuestamente como nacionalizado el presidente Andrés Manuel López Obrador.
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