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XALAPA.- Manchado por la violencia, el actual proceso electoral en Veracruz para la renovación de los 212 ayuntamientos transcurre en medio de amenazas, agresiones, secuestros y asesinatos. En total, 10 personas —incluidos actores políticos y víctimas colaterales— han perdido la vida en el contexto del actual proceso electoral. En las últimas semanas, al menos 20 candidatos y candidatas a cargos municipales han sido blanco de agresiones que van desde amenazas y secuestros hasta asesinatos. Incluso, el clima de inseguridad ha obligado a 12 aspirantes a retirarse de la contienda. Desde el inicio del año, los ataques contra políticos en campaña no han cesado. Tres personas que buscaban una alcaldía han sido asesinadas: uno durante las precampañas y dos ya en el periodo formal de campañas. A esto se suma el secuestro de dos candidatos, el ataque armado contra la camioneta de otro, y múltiples amenazas directas contra al menos 14 postulantes. La agresión más reciente se vivió con el asesinato del expresidente municipal de Actopan, Esteban Alfonseca Salazar, y del exregidor Edmundo Martínez Pérez. Ambos fueron acribillados en la comunidad de Plan de Higuera tras asistir a un evento de campaña encabezado por Eduardo Utrera Carreto, quien fue chofer del ex gobernador Cuitláhuac García y candidato de Morena al mismo municipio. Días antes, Germán Anuar Valencia, aspirante por el mismo partido a la presidencia municipal de Coxquihui, fue ejecutado dentro de su vivienda en un ataque directo donde otras tres personas resultaron heridas. Horas más tarde, hombres armados asesinaron a Yesenia Lara Gutiérrez, candidata en Texistepec, cuando lideraba una caravana proselitista. Cinco personas murieron en total y tres más resultaron lesionadas. La violencia ha alcanzado a varios partidos. Movimiento Ciudadano denunció que al menos 10 de sus aspirantes recibieron amenazas por parte del crimen organizado, lo que llevó a cinco de ellos a abandonar sus candidaturas. Morena, el partido en el poder, ha perdido dos candidatos por homicidio y otros dos más han renunciado por presiones antes de iniciar campaña. Las amenazas no solo han afectado a quienes militan en partidos mayoritarios. Candidatos del Partido Verde, del PAN y del Partido del Trabajo también se han visto obligados a dejar la contienda. Carlos Ramsés Neri Rodríguez, aspirante del PVEM a la alcaldía de Paso del Macho, fue secuestrado junto con su hermano. Ambos aparecieron muertos dos días después, cerca de la carretera estatal Córdoba–Paso del Macho. Candidatos del PAN como Iván López (Cosautlán de Carvajal) y Érik Iván Flores (Alto Lucero) se retiraron tras recibir advertencias directas. Otros del PT también desistieron: Crispín Hernández (Mixtla de Altamirano), Anell Acevedo (Antigua) y José Hernández (Las Vigas). En el primer caso, la camioneta del candidato fue incendiada y baleada; en el último, Hernández fue secuestrado por 24 horas y liberado con la orden de no continuar en campaña. La exprecandidata Anell Acevedo, con lágrimas, explicó en un video su decisión: “me hicieron sentir temor e incertidumbre… decidí no participar en el proceso electoral”. En este contexto, de acuerdo con Yair Mendoza, especialista en seguridad de la organización México Evalúa, el asesinato de Yesenia Lara “es solo una muestra” del nivel de penetración del crimen en los procesos electorales. Afirmó que los grupos delictivos atentan contra aspirantes “porque pueden, y porque no les cuesta nada hacerlo”. Mendoza sostiene que el Estado debería actuar con mayor firmeza. Propuso reforzar los sistemas de inteligencia y establecer un consejo especial que involucre a autoridades electorales, de seguridad y del ejército para analizar cada caso. Si se detecta injerencia criminal, dice, las elecciones deben cancelarse en esos territorios. De entrada, los analistas señalan que la violencia política en Veracruz plantea una pregunta inquietante: ¿puede hablarse de elecciones democráticas cuando las balas deciden quién se queda y quién se va? Así las cosas.
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