XALAPA.- En un encuentro cargado de tensiones y fuertes intercambios de opiniones, Xóchitl Gálvez, candidata presidencial por el Partido Acción Nacional (PAN), se destacó como una figura firme y decidida, apuntando directamente hacia las deficiencias del gobierno actual, encabezado López Obrador y al cual su candidata, Claudia Sheinbaum, pretende darle continuidad. Desde el inicio del debate, Gálvez desplegó un discurso enérgico y directo, enfocándose en las carencias sociales que, según sus palabras, han caracterizado al gobierno de Morena. Con argumentos sólidos y estadísticas contundentes (hay 9 millones de personas en pobreza extrema), señaló el fracaso de las políticas sociales y la persistencia de la pobreza extrema en el país, desafiando a Sheinbaum a rebatir las cifras y comprometiéndose a implementar medidas efectivas para combatir este flagelo. El candidato naranja, Álvarez Máynez, empezó su intervención atacando a Xóchitl Gálvez y dejando claras sus intenciones: ser un candidato esquirol de Morena, que su única función en este proceso electoral es tratar de restarle votos a la verdadera oposición, pero fue completamente ignorado, como en los ejercicios anteriores. La tensión alcanzó su punto álgido cuando Gálvez abordó temas sensibles como la inseguridad y la corrupción, sacando a relucir investigaciones y testimonios que cuestionan la integridad del gobierno actual. Xóchitl da el dato sobre la inseguridad y la violencia en este sexenio y asegura que ha habido 186 mil personas asesinadas y 50 mil desaparecidas; recrimina que la estrategia de este gobierno ha sido entregarle el país a la delincuencia. Asegura que su estrategia será distinta: Se acabaron los abrazos; GN tendrá mando civil; fuerzas armadas sólo se enfocarán a las labores que le asigna la Constitución. Respecto a la seguridad nacional, aseguró que van a fortalecer policías estatales y municipales pagándoles bien y certificándolas; invertirán en tecnología, así como en cultura deporte y espacios públicos. Uno de los momentos más memorables de la noche fue cuando Gálvez exhibió el libro "La historia secreta" de Anabel Hernández, revelando acusaciones de corrupción y vínculos con el narcotráfico que salpican a Sheinbaum y su administración. Esta revelación desató un fuerte revuelo en el escenario y dejó en evidencia la incomodidad de la candidata oficialista. Casi de inmediato soltó la otra bomba de la noche: contó la historia de Sergio Carmona “El Rey del Huachicol”, y cómo financió las campañas de Morena. Asegura que Mario Delgado es investigado por estos hechos en Estados Unidos (tiembla el líder nacional del partido guinda). Además, Gálvez no escatimó en señalar las falencias en materia ambiental y energética, proponiendo soluciones concretas como la implementación de programas de energías renovables para enfrentar crisis como las sequías y los apagones que, según sus palabras, son resultado de la ineptitud gubernamental. Por otro lado, la postura de Gálvez frente a temas como la división de poderes y la independencia de los órganos autónomos reflejó un compromiso genuino con el fortalecimiento institucional y el respeto al Estado de Derecho, contrastando con las críticas hacia el intento de control por parte de Morena. Por cierto, la que volvió a quedar en evidencia y se llevó un buen raco fue la candidata oriunda de zacatecas que pretende gobernar Veracruz, Rocío Nahle, quien fue mencionada nuevamente. Y es que Xóchitl recordó que los únicos que salieron de la pobreza en la 4T fueron Manuel Bartlett y su hijo; Rocío Nahle y su yerno; el presidente y sus hijos. En definitiva, Xóchitl Gálvez se erigió como una voz valiente y determinada, dispuesta a confrontar las adversidades y luchar por un cambio real en México. Su desempeño en el tercer debate presidencial dejó en claro su capacidad para liderar y su firme compromiso con el bienestar y la prosperidad del país.
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