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XALAPA.- En las entrañas de la Riviera Maya, donde la naturaleza ha esculpido un paisaje de belleza sobrecogedora, el proyecto del Tren Maya, una iniciativa turística emblemática del presidente Andrés Manuel López Obrador, ha desatado una feroz controversia al amenazar los frágiles ecosistemas de la región. En medio de la exuberante vegetación, enormes columnas de acero y maquinaria pesada están devastando el delicado entorno. Los ecologistas lo describen como una "pesadilla", ya que el proyecto está dañando cenotes y pozos de agua cristalina, elementos esenciales del ecosistema de la península de Yucatán. Se estima que existen alrededor de 2,400 de estos cenotes, muchos de los cuales están interconectados, formando un sistema geológico único que constituye una de las principales atracciones turísticas de México. Los trabajos, parte del megaproyecto turístico del Tren Maya que cubre 1,500 km, continúan a pesar de una sentencia judicial que ordenó detenerlos hasta que el gobierno informe sobre los impactos y las medidas de protección. Los ecologistas denuncian la falta de estudios de impacto ambiental aprobados y acusan al proyecto de haber arrasado con millones de árboles y de dañar irreversiblemente el ecosistema subterráneo, incluyendo ríos, en lo que describen como un "ecocidio". Como de costumbre, el indolente y victimista mandatario nacional, López Obrador, ha desestimado estas acusaciones, calificando a los activistas de "pseudoambientalistas" y acusándolos de lucrar con la defensa del medio ambiente. A pesar de las medidas de seguridad que rodean las obras, los ecologistas han logrado documentar los impactos negativos, incluyendo derrames de concreto que han contaminado el agua de los cenotes, poniendo en peligro el suministro de agua potable y afectando a la vida silvestre. El gobierno, como no podía ser de otra manera, defiende el proyecto argumentando la creación de áreas naturales protegidas en los tramos concluidos del tren, así como la creación de nuevas reservas naturales, pero los críticos insisten en que el daño ambiental es demasiado grande como para justificar los supuestos beneficios del proyecto. Con la poca credibilidad que tiene el gobierno federal, es de suponer que ni siquiera hayan implementado esa creación de reservas naturales. Morena es sinónimo de destrucción y engaños.
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