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XALAPA.- Rocío Nahle García, candidata a la gubernatura de Veracruz por la coalición integrada por Morena, PT, Partido Verde y Fuerza por México, continúa recurriendo a la estrategia de victimización para desviar la atención de las acusaciones en su contra, lo que refleja una clara muestra de desesperación en su campaña que va en picada. Y es que Nahle ha denunciado lo que considera una "brutal guerra sucia" en su contra, atribuyendo la culpa de los ataques a la oposición representada por José Yunes, de la coalición ‘Fuerza y Corazón por Veracruz’. Aunque niega caer en provocaciones, sus declaraciones reflejan una clara preocupación por los embates recibidos. A pesar de sus intentos por desestimar los ataques, Nahle no puede ocultar su inquietud tratando de implementar una campaña de desinformación, como el hecho de asegurar que señalar su presunto enriquecimiento ilícito o dedicarle el gentilicio ‘zacatecana’, para describirla, es Violencia Política de Género. La cosa empeora si se tiene en cuenta que los propios colectivos feministas y expertos jurídicos en materia electoral le han demostrado con argumentos que está equivocada y que, al ser una personalidad pública, está sujeta al escrutinio de la ciudadanía. Aunque afirma contar con una amplia ventaja según encuestas poco confiables, sus declaraciones sugieren una sensación de vulnerabilidad frente a la creciente presión mediática y el ambiente que se vive en la entidad: se respiran aires antimorenistas. Al destacar su enojo por las acusaciones en su contra y la atención mediática recibida, Nahle busca desviar la atención sobre su cuestionable gestión al frente Sener y su inexplicable patrimonio. Aunque insiste en su presunta transparencia y apego a la ley en cuanto a sus declaraciones patrimoniales, sus dichos reflejan una clara sensación de incomodidad frente a las críticas recibidas. ¿Con ese carácter intolerante pretende ser gobernadora? En fin, la zacatecana Nahle continúa enfrentando desafíos en su campaña electoral, marcada claramente por la victimización y la desesperación ante la presión mediática y las acusaciones en su contra. Su incapacidad para abordar estas preocupaciones de manera efectiva dejan entrever que se les están acabando las ideas frescas para poder contrarrestar la marea opositora que promete con arrasar el próximo 2 de junio en las urnas.
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