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XALAPA.- El gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, ha dejado al descubierto su cinismo y desdén hacia la ciudadanía al amenazar con destituir a la alcaldesa de Acayucan, Rosalba Rodríguez Rodríguez, en lugar de brindarle apoyo y soluciones a los problemas que enfrenta su municipio. Lo anterior, después de las preocupantes declaraciones de la alcaldesa sobre la presunta infiltración del crimen organizado en su municipio, por lo que García Jiménez optó por atacar y desacreditar a Rodríguez en lugar de tomar medidas para garantizar la seguridad de los ciudadanos. El gobernador incluso sugiere que si la alcaldesa no puede con su municipio debe renunciar, ignorando por completo su responsabilidad como líder estatal de proteger y respaldar a todos los municipios de Veracruz, sin importar colores o ideologías. Esta actitud demuestra una falta alarmante de empatía y compromiso con el bienestar de la población, pero lo que es especialmente preocupante es que García Jiménez haya negado la existencia de problemas de seguridad en Acayucan, a pesar de las evidencias y denuncias de la propia alcaldesa. Por si no fuera suficiente, el carroñero gobernador aprovecha la detención de una colaboradora de la alcaldesa para intentar justificar sus amenazas, mostrando una vez más su falta de escrúpulos al utilizar la situación para fines políticos. En lugar de buscar soluciones y trabajar en conjunto con las autoridades municipales, García Jiménez prefiere eludir su responsabilidad y culpar a otros de la crisis que enfrenta el estado en general. Su actitud irresponsable y carente de liderazgo sólo contribuye a profundizar la ingobernabilidad y el caos en Veracruz. Es hora de que el mandatario asuma su responsabilidad y trabaje en serio por el bienestar de todos los veracruzanos, en lugar de distraerse de su única prioridad en este momento que es la operación político-electoral para favorecer a la candidata oficialista de su partido, la zacatecana Rocío Nahle, en una campaña que va en picada.
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