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XALAPA.- A pesar de la narrativa del Presidente Andrés Manuel López Obrador, en el sentido de que en México la corrupción ya se acabó, la nación sigue estando en el tercio de países más corruptos de acuerdo con el Índice de Percepción de la Impunidad 2020 de Transparencia Mexicana 2021. Y es que, aunque el país mejoró cuatro posiciones en el ranking, al pasar del lugar 130 al 126, sigue siendo, entre los 37 miembros de la OCDE, el país con peor calificación y se posiciona junto a países como Bolivia, Kirguistán, Pakistán y Kenia. Aunado a lo anterior, según el estudio El valor de la verdad a un tercio del sexenio, de la organización Signos Vitales México, el gobierno mexicano no ha sabido cómo dar resultados visibles y perceptibles en toda una diversidad de temas, como el económico, de seguridad, de salud y educativo que aquejan a la sociedad mexicana. En ese sentido, si bien la estrategia del presidente Andrés Manuel López Obrador es concentrar la narrativa en temas como la pobreza, derechos humanos, crecimiento económico, combate a la corrupción, mejoramiento de los servicios de salud, entre muchos otros, al momento de definir líneas de acción, el gobierno carece de políticas que verdaderamente combatan o contengan los problemas que detienen el desarrollo del país. El documento señala que un componente igualmente alarmante es que, en teoría, el combate a la corrupción había sido el tema más relevante en la carrera política de López Obrador. Él mismo repitió en numerosas ocasiones que la corrupción era el principal de los males. Su campaña presidencial en 2018 se centró fuertemente en la idea de combatir la corrupción e inmediatamente después de tomar protesta como jefe del Estado mexicano, declaró que la corrupción política ya se había acabado. “López Obrador argumenta cotidianamente que todos los males se deben a la corrupción de antes, sin probar ninguna de sus acusaciones. En contraste con este discurso, los indicadores tanto sobre percepción de corrupción como sobre impunidad, muestran la persistencia de estos males”, precisó. En este contexto, el estudio reveló que en dos años de gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador está a punto de duplicar las 23 mil mentiras que The Washington Post le contabilizó a Trump en todo su mandato, a través de las conferencias matutinas. El estudio señaló que el Presidente miente en 80 ocasiones durante cada una de sus conferencias mañaneras. “Con un montaje profesional y una adecuada batería de preguntas a modo, el país se prepara cada mañana para escuchar el mismo guion de falsedades, verdades a medias, combinación de acusaciones, datos no verificables y denostaciones en contra de detractores, así como la interminable lista de promesas incumplidas”, señaló la investigación. El estudio también consideró que la aprobación cercana al 60 por ciento del presidente López Obrador y el aparente consentimiento de la sociedad, da lugar a que se entienda que la única verdad que puede y debe prevalecer en el país es la que el mandatario mexicano disponga, provea y coloque diariamente en los medios de comunicación. Dicha fórmula implementada por el Presidente se complementa con el fomento y culto a la mentira, las medias verdades o el uso de datos no verificables, mismos que se confeccionan cada mañana en las conferencias de prensa que él mismo dicta, dirige y organiza como en un montaje escénico.
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