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Finanzas de Pemex pueden pegar a la deuda soberana: BdeM.
De acuerdo con la minuta número 66 de la reunión de la junta de gobierno del Banco de México, con motivo de la decisión de política monetaria anunciada el 28 de marzo de 2019, se alertó que una eventual degradación de la calificación crediticia de esta empresa podría conducir a una revisión de la calificación de la deuda soberana del país.
Jueves 11 de Abril de 2019
Por: La Jornada
Foto: La Jornada
Ciudad de México.- La mayoría de los integrantes de la junta de gobierno del Banco de México advirtió que la situación financiera de Petróleos Mexicanos (Pemex), su viabilidad económica futura y las implicaciones que ello pudiera tener sobre su calificación crediticia, son riesgos que podrían afectar el desempeño de los mercados financieros nacionales.

De acuerdo con la minuta número 66 de la reunión de la junta de gobierno del Banco de México, con motivo de la decisión de política monetaria anunciada el 28 de marzo de 2019, se alertó que una eventual degradación de la calificación crediticia de esta empresa podría conducir a una revisión de la calificación de la deuda soberana del país.

Lo anterior, ocasionaría una disminución en la disponibilidad de recursos financieros para la economía ocasionando episodios de volatilidad en los activos financieros mexicanos, así como ajustes significativos en portafolios de inversión.

Al respecto, un integrante alertó que la deuda de Pemex tiene una participación importante en los portafolios de diversos inversionistas institucionales dedicados a economías emergentes, y que mantienen exposición a una amplia gama de activos mexicanos.

Otro expuso el nerviosismo de los inversionistas ante la potencial pérdida del grado de inversión de Pemex y la posible revisión de la calificación soberana.

En este contexto, todos consideraron que los retos financieros que enfrenta Pemex constituyen un factor de riesgo para la estabilidad macroeconómica del país, ya que una degradación en la calificación de su deuda podría aumentar no solo el costo de la deuda soberana, sino también el de la deuda del sector privado.

Uno añadió que esto último afectaría a las empresas y hogares, encareciendo la inversión pública y privada, así como el gasto en general.

Consideró que ello podría llevar a una disminución de la actividad económica y, eventualmente, a un deterioro de la cartera de crédito de los bancos comerciales.

En este sentido, la mayoría destacó el posible anuncio de un apoyo a Pemex por parte del gobierno federal.

Algunos coincidieron en que dicho apoyo podría mejorar la perspectiva de corto plazo de la empresa, pero la mayoría puntualizó que este debe atender primordialmente los problemas estructurales de la empresa fortaleciendo su capacidad de generación de valor de mediano y largo plazos mediante un plan de negocios creíble y funcional.

La mayoría de los integrantes indicó que hacia adelante, a pesar de que se ha reducido la tensón financiera sobre las economías emergentes, los riesgos que se perciben para el crecimiento económico global podrían afectar a los mercados financieros internacionales, por lo que persiste la posibilidad de nuevos episodios de volatilidad financiera.

Algunos añadieron el riesgo de sorpresas al alza en la política monetaria de la Reserva Federal ante posibles aumentos imprevistos de la inflación.

Uno de ellos argumentó que las implicaciones de un proceso de normalización más lento deben verse con cautela, ya que, si bien puede moderar las presiones sobre los mercados financieros internos, al mismo tiempo apunta a una menor expansión de la economía mundial, prolonga los desafíos para la estabilidad financiera derivados de la persistencia de bajas tasas de interés y disminuye el margen de respuesta de la política monetaria ante un debilitamiento en la actividad económica.

La mayoría destacó que la actividad económica en México se desaceleró a finales de 2018 y principios de 2019. Uno indicó que lo anterior fue más pronunciado hacia finales de 2018.

Otro comentó que, si bien el crecimiento del PIB del cuarto trimestre fue positivo, preocupa que la inversión pública y privada haya registrado tres caídas trimestrales consecutivas, que las exportaciones hayan mostrado dos descensos trimestrales consecutivos y que el consumo haya disminuido en dos de los últimos tres trimestres. Añadió que la suma de los componentes de la demanda agregada registró un retroceso.

En este contexto, la mayoría mencionó que la información disponible sugiere que a principios de 2019 la actividad económica continuó mostrando un bajo crecimiento, si bien algunos detallaron que ha mantenido una trayectoria positiva.

La mayoría reconoció que el desempeño económico fue consecuencia de la desaceleración de la economía global, de cierta debilidad de la demanda interna y de algunos factores de carácter transitorio tales como los problemas en la distribución de combustibles y la interrupción de vías férreas, que pudieron haber afectado al crecimiento en el primer trimestre del año.

Al respecto, uno aclaró que no hubo mayor contagio hacia otras actividades, por lo observaron tales niveles —con una tendencia a la baja— fue en noviembre de 2008, al inicio de la última recesión registrada en el país.

Asimismo, agregó que la inversión de la curva de rendimientos en México anticipa la posibilidad de recesión.

En este sentido, la mayoría señaló que dada la desaceleración económica en el país, tanto el Banco de México como analistas del sector privado y organismos multilaterales, han revisado a la baja sus expectativas de crecimiento para 2019.

Uno mencionó que ante el menor dinamismo mundial, en especial en Estados Unidos, seguirá observándose cierta desaceleración del comercio exterior y, en consecuencia, una menor demanda de exportaciones mexicanas. Algunos resaltaron que precisamente las exportaciones han sido uno de los motores principales de crecimiento en el país en los últimos 25 años.

Con relación al dinamismo de la demanda interna, un miembro indicó que se espera que el consumo continúe debilitándose. No obstante, otro apuntó que ante las menores perspectivas económicas sigue llamando la atención el incremento en la confianza del consumidor, que se ubica en máximos históricos.

Adicionalmente, algunos comentaron que son de esperarse señales de recuperación a partir del segundo trimestre de 2019, una vez que se disipen los factores transitorios que han afectado la actividad económica.

Uno de ellos notó que, considerando que los inicios de una nueva administración siempre son complicados por razones coyunturales y no necesariamente estructurales, el desempeño del gasto público en los siguientes meses será clave para dicha recuperación y para posteriormente impulsar a la inversión privada.

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